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(6) Se promete.En efecto la historia concluye con estas palabras: « Suplir yo con fingimientos á historia tan estimada seria agravio; y asi la dejaré en esta parte, dando licencia á cualquiera, á cuyo poder viniere la otra parte, la ponga junto con esta, porque yo quedo con harta pena y desco de verla.» (V. la nota 62. á la obra).

(7) Graduado en Sigüenza. Cervantes con esta espresion irónica alude á la ligereza con que en su tiempo se procedia en las universidades menores á conferir los grados académicos. En apoyo de esto el señor Pellicer cita lo que dice en «El Pasagero» Cristóbal Suarez de Figueroa. «Luego para lo que es el grado, dice el maestro al discípulo, no te podrá faltar alguna universidad silvestre, donde llevando los cursos probados y los puntos como bodoques en turquesa, digan unánimes y conformes: accipiamus pecuniam et mittamus asinum in patriam suam.

á

(8) Su historia, En la parte primera, cap. 46 del Espejo de caballerías, se lee: que reprendiendo y echando en cara Roldan á Reinaldos de Montalvan aquellos robos, este le contestó: « O bastardo, ó hijo de mala hembra! mientes en todo lo que has dicho, que robar á los paganos de España no es robo, pues yo solo a pesar de cuarenta mil moros y mas, les quité un mahomet de oro, que ove menester para pagar mis soldados.» He aqui en este trozo dos de los despropósitos en que abundan los libros de caballerías, efecto de la ignorancia que dominaba en la época en que principalmente se escribieron. Llámanse en primer lugar paganos á los moros, siendo asi que aquel nombre se aplicó á los gentiles idólatras cuando despues de la exaltacion del cristianismo, no pudiendo sacrificar ni dar culto público á sus mentidas divinidades en las grandes poblaciones, tuvieron que retirarse á hacerlo en las aldeas: y del nombre latino pagus aldea tomaron los idólatras el de paganos. Otro despropósito es hablar de ídolos entre los mahometanos, cuando se sabe que su falso profeta reprodujo la antigua disposicion del legislador hebreo de no poder pintar ni representar imágen alguna. Asi es que ni en sus mezquitas, ni en sus casas, ni en la moneda que acuñan sus soberanos, se ve imágeu, pintura, ni busto alguno, y los pocos príncipes que se han separado de esta disposicion de su legislador son considerados como hereges entre los musulmanes. Estos dicen que si pintaran ó entallaran una figura cualquiera de hombre ó de otro animal, estaria clamando sin cesar por una alina al cielo. Por esta razon dominan tanto entre los ma

hometanos las pinturas y adornos llamadas de ellos arabescos, por constar solo de figuras caprichosas de vegetales.

(9) Galalon. Se llama traidor á Galalon, uno de los decantados doce pares de Francia, porque su historia dice que entregó el ejército frances á los moros. (V. la nota 3.a del 2.° tomo).

(10) Mas cuartos que un real. Con la palabra cuartos se debe entender aqui no una moneda, sino cierta enfermedad que da á los caballos y animales mulares en los cascos, que es una raja que se les hace desde el pelo á la herradura. Cervantes quiso con este equívoco manifestar que el caballo ó rocin de D. Quijote tenia mas achaques ó alifafes que cuartos un real.

(11) Et ossa fuit. Estas palabras latinas son tomadas de la escena 6.2, acto 3.o de la Aulularia del poeta cómico latino M. Accio Plauto, que dió á Moliere la idea del Avaro, en la cual hablando de un cordero muy flaco dice: qui ossa atque pellis

totus est.

Pedro Gonela, dueño del caballo al que aplica Cervantes esta frase latina, fue un bufon del duque Borso de Ferrara, que florecia en el siglo XV. Entre sus bufonadas se hace mencion del salto, que desde el balcon hizo dar á su caballo, digno de compararse con Rocinante, con que ganó la apuesta que habia hecho con su amo, sobre cual caballo saltaria mas, si el del Duque ó el suyo.

Se dió el nombre de Bucéfalo esto es cabeza de buey al caballo de Alejandro, porque su cabeza se parecia á la de un buey, ó porque su marca era esta. Plutarco, Quinto Curcio y Plinio dicen que solo se dejaba montar por aquel príncipe, y añadian que dohlaba las rodillas para que pudiese hacerlo con mas comodidad. Era tanto lo que le apreciaba Alejandro, que fundó una ciudad en la India sobre la ribera derecha del Hidaspo con el nombre de Bucefalia, en memoria de haberle muerto el Bu~ céfalo en aquel sitio, batallando contra Poro.

á

Tambien se leen cosas originales en nuestros romances acerca el caballo del Cid. Unos dicen que Rui Diaz lo ganó á los moros estando en Valencia, y otros que lo eligió siendo potro y que pesar de su mala traza llegó á ser escelente y se sirvió de él en todas sus campañas; y que aun despues de la muerte del Cid condujo su cadáver desde Valencia á Cardeña.

(12) Dulcinea. Covarrubias en el Tesoro de la lengua castellana cree que este nombre se deriva de dolce ó dulce, y que añadiendo el articulo al se formó Aldonza. Parece que este nom

ici

bre equivale á hija de Lorenzo, como en efecto lo era de Lorenzo Corchuelo, segun se lee en el cap. XXV de esta misma parte. (V. la nota 34.)

Capítulo segundo.

(13) Apenas. Cervantes quiso imitar y ridiculizar con esta pomposa introduccion las hinchadas y altisonantes descripciones de tanto abundan los libros de caballerías que se propuso criticar. Sin embargo hemos visto citar este mismo trozo como un modelo de elocuencia.

que

(14) Fermosura. Lo mismo que hermosura. Este pasage alude á otro de Amadis de Gaula, cuando por los infundados zelos que la señora Oriana tuvo de la princesa Briolanja mandó á su caballero no parecer jamas delante de ella. El sobrescrito de la carta, en que la señora Oriana mandaba á Amadis con riguroso afincamiento no presentarse ya mas en su presencia, decia asi: «< Yo soy la doncella herida de punta de espada el me feristes.» que corazon, y vos sois el (15) El mio non es de al. Es decir, mi talante ó mi gusto no es mas que el de serviros, ó no deseo otra cosa que complaceros; pues el adjetivo al se deriva del latino aliud, que significa otra

por

cosa.

(16) Castellano. Se daba el nombre de castellano no solo al natural de Castilla sino tambien como aqui se indica al encargado de la custodia y defensa de alguna fortaleza ó castillo del que tomó el nombre. Los moros le dieron despues el de alcaide, cuya voz se deriva de la árabe caid, que segun el P. Alcalá, equivale á capitanear ó regir.

(17) Sanos de Castilla. En el dialecto ó gerigonza usada por los gitanos, ladrones y rufianes para no ser entendidos sino de ellos mismos, llamado comunmente germania, Sano de Castilla es lo mismo que ladron avispado y disimulado.

(18) Maleante. Segun la gerigonza citada en la nota anterior, equivale á burlador, chasqueador maligno, etc., como solian serlo los pages, y ahora y en todos tiempos los estudiantes.

(19) Siempre velar. Como el ventero oyó que D. Quijote principió la descripcion de su vida caballeresca con aquellos versos del romance Mis arreos, etc., siguió aquel contestándole con las palabras del mismo romance, tan sabido, que dice:

1

Mis arreos son las armas,
Mi descanso el pelear,

Mi cama las duras peñas,
Mi dormir siempre velar.
Las manidas (*) son escuras

Los caminos por usar.

(20) Traidas y llevadas. Con estas palabras indica Cervantes, no solo el estado de abandono, digámoslo asi, de aquellas mugeres mundanas, sino la costumbre demasiado comun en todos tiempos, de hacerse llevar y traer de un lugar á otro, para ejercer su infame oficio.

Capítulo tercero.

(a) Los percheles de Málaga. En este arrabal ó barrio que hay en aquella ciudad hácia la marina, llamado asi de las perchas ó palos en que se colgaban los ceciales ó pescados para curarlos y secarlos al aire, fue donde el ventero aprendió sus habilidades.

(22) Las islas de Riaran. Se llamaban asi unas casas que habia en Málaga hácia la puerta del mar, en el mismo sitio en que se edificó la aduana en 1709, en las cuales habia muchos bodegones en donde pasaban la vida y cometian mil escesos los vagabundos, tahures y demas gente mal entretenida. Dióse el nombre de islas á aquellas casas, por estar separadas de las demas de la ciudad; y el de Riaran por haber los reyes católicos dado aquel terreno en 1492 á Garci Lopez de Arriaran, caballero vizcaino capitan de la armada, en recompensa de los servicios que les prestó en la conquista de aquella ciudad; cuya noticia refiere Pellicer tomada de las «Conversaciones malagueñas » escritas por García de la Leña.

(23) Compas de Sevilla, azoguejo de Segovia, la Olivera de Valencia, Rondilla de Granada, Playa de Sanlúcar, Potro de Córdoba y Ventillas de Toledo. Sitios todos parecidos á los Percheles de Málaga y á las Islas de Riaran.

Cervan

(24) En pago de su buen deseo. Seguramente que tes con la apicarada descripcion que hace de este ventero que D. Quijote consideraba como un caballero andante, no solo se propuso ridiculizar á toda la clase de estos en general, sino que tal vez aludiria en particular á la conducta algo conforme con

(*) Lo mismo que moradas ó alojamientos.

la de este ventero, de Arlistar, caballero andante, de quien se habla en el cap. II del lib. II de la Historia de D. Olivante de Laura, escrita por Antonio de Torquemada. «Aunque dicho Arlistar era muy buen caballero, dice su historiador, como no tuviese otra cosa que su castillo de que mantenerse, empleaba su bondad en aprovecharse de los caballeros andantes y otras personas que por sus términos pasaban, haciendo que partiesen con él de lo que tenian.»

(25) Atendiendo. El verbo atender se tomaba antiguamente por esperar; y asi atendiendo es lo mismo que esperando.

(26) Un gran golpe. Las ceremonias descritas en este capítulo, son verdaderamente una imitacion, aunque ridícula, de las que se practicaban al armar caballeros en tiempo de la caballería. Dichas ceremonias parece comenzaron á introducirse á principios del siglo XI cuando el latrocinio y la anarquía desolaban la Europa en tiempo de la decadencia de la casa de Carlo Magno. Aquellos escesos obligaron á que algunos señores se fuesen reuniendo y asociando entre sí, primero para ponerse á cubierto y librarse ellos mismos de la devastacion general, y despues, para hacer iguales servicios á otros mas débiles, quienes en agradecimiento les prestaron pleito homenage, y se constituyeron feudatarios suyos. Entonces fue cuando se establecieron determinadas ceremonias para la recepcion de los nuevos caballeros que deseaban pertenecer á estas virtuosas asociaciones. Rigurosos ayunos, noches pasadas en vela y oracion en una capilla ó iglesia acompañado de sacerdotes y de padrinos que le instruian en las nuevas obligaciones que iba á contraer, baños que figuraban la pureza necesaria al estado de la caballería, vestidos blancos á imitacion de los neofitos, una sincera confesion de todas las faltas cometidas, eran los preliminares de la ceremonia. Llegada la mañana siguiente se presentaba el aspirante al caballero que habia de conferirle la órden, y arrodillado á sus pies le pedia se sirviera armarle caballero. Entonces el padrino le daba un golpe sobre el cuello, que se llamaba la pescozada, y en seguida tres espaldarazos con su misma espada en nombre de Dios, de S. Miguel y de S. Jorge. Con estas ceremonias se advertia á los caballeros noveles que fuesen sufridos, que no se durmiesen en las cosas de la caballería, y que estuviesen siempre dispuestos á cumplir las nuevas obligaciones que acababan de contraer, á lo que se obligaban por medio de solemne juramento, que prestaban en manos del mismo padrino. En seguida

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