930. «dezí»; «vení», 958, y «escuchá», 2365; pero «oyd», 824, y «decid», 825. 974. «esmerjón». El Diccionario de la Academia sólo trae «esmerejón». «Esmerjón» se encuentra también en la comedia Amar por burla, atribuída a Lope en el manuscrito 16905 de la Biblioteca Nacional, aunque es patente, a la sola lectura, que tal atribución es errada. Copio el pasaje entero porque ilustra la relación de Rabel, a la que es inferior como lengua: Sal al campo esta tarde, olvida el sentimiento, no acovarde tu noble ser violento la causa justa de tu sentimiento; berás los baharíes acosar la perdiz, y los neblies, la garça, y el bilano, con alto buelo y con poder tirano, hurtando a abril colores, oponerse a la presa; los açores y del sacre las trazas, rrendir alcarabanes y picazas; taladrando cristales, seguir el tagarote los dorales; ayudarle el aleto, presto a la presa, fácil a el efeto; pribarle el alfaneque de la bida; baliente conpañero en ayudarle, con pausas dilatadas; el esmerjón peynar de las copadas la cola, y, en su modo, el jerifalte sujetarlo todo 1. 1 Obras de Lope de Vega publicadas por la Real Academia Española, nueva edición, I, pág. 651 a y b. He corregido el pasaje en vista del manuscrito, ya que esta desdichadísima edición no merece el menor crédito. Véase J. GÓMEZ OCERIN, Revista de Filología Española, III, 1916, págs. 184 y sigs. 978. <gazmio» no figura en los diccionarios ni en los libros de cetrería que he consultado. Encuentro la palabra en Lope, en un pasaje de difícil inteligencia, con el sentido, al parecer, de 'amante' o 'chulo': Acaso en El laberinto de amor de Cervantes (edic. Schevill y Bonilla, Obras completas de Cervantes, VI, pág. 248, línea 5) deba leerse «gazmio» y no «gozmio», como trae la príncipe. Como es evidente que en la línea 16 debe leerse. «сагро» у по «carpo». El Diccionario de Autoridades trae gazmiar, «andar quitando o comiendo golosinas »; puede ser que «gazmio», 'goloso', por una extensión de su significado haya llegado a tener el de hombre mujeriego o, con peor significación, el que explota a su amante o vive a costa de una mujer. 1017. <vusoría»: 1 LOPE DE VEGA, Servir a señor discreto, en la Biblioteca de Auto res Españoles, LII, pág. 78 c. 2 TIRSO DE MOLINA, Amor y celos, en la Biblioteca de Autores Españoles, V, pág. 152 b. 1131-182. Es decir: Antes que ti purus el mar supe que tenías a Xame> Pág. 49, acotación siguiente al verso 1228. <igura). Wrase A. Castro en Teatr Antigua Eng in I pig. 2041246. Sobre la forma a de la cog) Lacon, wease Hanssen. Gramshica martinus § 661. 1257. Imitado de casar). Comp.: Was ya que corto vefor se ta tenido a neoger, y de casar concertado, por Calandra, e mjer 1. 1270. 36ez recuerda aquí, como más tarde en los A 2262 7 226; los libros de caballerías. Ignoro si esto de los enanos, que tienen precisamente doce encantamentos, procede de alguna de aquellas novelas, o si es, como supongo, un capricho de Vélez. De los enanos y de los encantamentos en los tales libros, da amplias noticias Clemendin en su comentario al Quijote, I, págs. 27. 97. 160 y 27%, H, págs. 166 y 171; III. págs. 287, 336 y 437; IV, págs. 181, 429 y 442: y V, págs. 108 y 211. 1278. Nuestra literatura ofrece campo para recoger un flonego de los insultos que se han dirigido a las dueñas›, casi fan abundante como los que se han formado en otras acerca de los médicos. Me limitaré a citar tres ejemplos. En la memoria de todos están las amarguras de Quevedo, gran maestro en esta clase de juegos tristes: Y dark, de camino, venganza a las dueñas, porque no hay en el mundo quien no las quiera mal, y nosotros las tenemos grandes obligaciones, porque nos ayudan a nuestros embustes, que son demonias hembras 2, 1 Lope de Vroa, El castigo sin venganza, en la Biblioteca de Autores Españoles, XXIV, pág. 568 c. VÉLEZ DE GURVARA, El Diablo Cojuelo, edic. cit., pág. 159, y la nota de D. Francisco Rodríguez Marín. o que, no recibiendo el debido asiento, se retiraban ofendidos. La parodia surgió, naturalmente, dentro de la comedia misma, que no ha dejado, bien por medio del gracioso, bien por otros expedientes, de ejercitar la crítica de sus propios temas. He aquí al gracioso Belasquillo hecho embajador moro: El rey de Orán, que en Ormuz la africana silla goza, grande privado de Alá y uña y carne de Mahoma, que, por no comer tocino y haziendo que della tiemblen los mismos cielos assombra 1. 1 VÉLEZ DE GUEVARA, La conquista de Orán, edic. cit., pág. 53 a. |