490. Sigue un verso tachado que dice: «Adiós, Albano; adiós, Carlos.» Compárese 499. 493. Otra mano tachó la palabra llebo y puso «tengo». 480 485 490 495 Vanse por dos puertas todos, y queda solo Carlos. Carlos. ¿Qué es esto que siento en mí, que no e provado otra vez, i a mi bizarra altivez le pierde el respeto ansí? contra amorosas porfías? 500 505 510 1515 496. quiera el cielo y los vença entre renglones, en lugar de otras palabras tachadas. Del verso primitivo, Vélez sólo dejó el que. 497. Antes de No, Vélez puso «Adiós» y lo tachó. 497-498. Atajados estos dos versos. 500. La palabra Diana está tachada con otra tinta. 505-510. Atajados estos seis versos, pero puesto al margen <díçese>. Pues ¿cómo se an sujetado a un tierno, a un ciego cuidado ¿En mí pueden unos ojos soberana es su ermosura; que amor no tiene poder 10, qué ciego desvarío! 530. Aquí hay una raya que llama al ángulo superior izquierdo, donde otra mano puso: 520 525 530 535 540 «No puede ser el balor que tengo, en estado ygual, que mis locuras abona, lo que el coraçón pregona,› ¡Qué pensamiento tan loco, si es, para tanto, tan poco No falta en esta ocasión, treguas a estos ardimientos; sus plumas pueblen los vientos, muera mi amor en agraz, y meta la guerra paz a tan locos pensamientos. Toque al arma el valor mío; marchen mis locos deseos a ganar nuevos trofeos Tocan de adentro una caxa, a marchar. Marcha, marcha; no pareze sino que del pensamiento esta caxa engendró el viento en la ocasión que me ofreze; 545 550 555 560 565 570 |