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E REY EN SU IMAGINACIÓN

circunstancias maravillosas acompañan el Mancia de los Palmerines, y del mismo

alto linaje de donde vienen».

„der Få vera - Falmerin de Oliva, heredero del
Constante opla — en casa de Beraldo, hombre
gudo y countɔ más crecía, más se acrecentaba
\ique criado entre villanos, «después que
der, no se le daban los oficios viles, como
caros, que su placer dellos era apacentar
oad e y andar entrellos. Palmerín no enten-

ox cazar aves y criar perros, para andar
Nor cualquier cosa que él había gana, y no
ecados y puercos. Desto salía él tan
bmoney bac, oucos olc.os sino aquellos que él quería,
Be a do era maravillado, y amábalo tanto,
cuba los que criaba su padre, y corríalos

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asaje y Dayo ay pri 10,64 do' gran corazón que tenía en sus Vas se paray.laba su padre de su gran xxx sqm no bab a besta brava en toda la montaña que él Į via vaidad, todo su placer «era en ver los

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vion, a'lalva a vela, v depreada todas las cosas muy bien». P'den deciale Esteboa→, por maravilla tengo tu «c dalqaær cosa de armas que se hideant de argint lax armas, siendo hijo de villano, criado en las mont utas de Oliva, como tu a mí me dijiste, y que quietas get caballero Yo no se si mi padre es villano Palmerin, max mi corazon mucho me esfuerza a las no「l。 tial" s dijo

En Palmerin, ea fuerza secreta de la sangre que mueve a tales rusticos caballeros, se personifica en una doncella, que se le aparece en sueños y le exhorta a dejar la vida. villana y a buscar las grandes cosas que le están aparejadas.

en el pecho de Esplandián. Consultese DUNLOP, History of Prose Fiction, new edition by H. Wilson, 1911, I, pág. 366.

«Por cierto le dice- que grandes cosas has de hacer, por donde parecerá en ti el alto linaje donde vienes.>>

La imagen del príncipe villano es, pues, un lugar común caballeresco. Es verdad que los asuntos de Contra valor no hay desdicha y de El nieto de su padre están tomados, directa o indirectamente, de fuentes clásicas; pero no lo es menos, a mi juicio, que, tanto para Lope de Vega como para D. Guillén de Castro, las leyendas de Ciro y de Abidis tenían mucho de relatos caballerescos, y que como tales las trataron uno y otro poeta. Ni sería, por lo demás, el primer caso en que un personaje, real o ficticio, de la antigüedad se nos aparecía armado de las armas del caballero andante.

Quiero señalar, además, que los protagonistas de algunas de las comedias que hemos agrupado en este ciclo crecen en la soledad y sin contacto con los otros hombres: Ursón y Valentín, El hijo de los leones, La bandolera de Flandes, El nieto de su padre. Se trata también de un elemento literario de procedencia caballeresca. Del salvajismo usaron y abusaron, como es sabido, los copiosos narradores de los libros de caballerías.

2. Las mocedades de estos príncipes andantes, como los libros de caballerías nos las refieren, no son, a su vez, sino la degeneración novelesca de un motivo mítico, que explica el origen divino del fundador de la ciudad y padre común de la tribu.

Los principales elementos del mito, cuyas variantes son muchas, pueden reducirse a lo siguiente: el héroe o fundador es hijo de un dios que, después de haberle engendrado, se retira del trato humano. La madre, una mujer mortal, a cuyas afirmaciones no se da crédito, es perseguida por su falta; y el hijo 1, expuesto o abandonado a las fieras. El niño

1 En ciertas leyendas, los hijos son dos: Peleo y Neleo, Rómulo y Remo.

es salvado por un bruto que le amamanta, el animal sagrado: la vaca, la cierva, la loba 1. Pronto da muestras de la arrogancia y superioridad de su carácter. Después de realizar grandes hazañas fuera de la patria, vuelve triunfante a ella, pues su valor y esfuerzo incomparables acreditan el origen divino, antes discutido. (De la misma manera que en la novela y en el teatro demuestran el origen real del protagonista.) Castiga a los perseguidores, devuelve a la madre todos los honores perdidos y funda la ciudad.

En otras leyendas, como la de Ciro, en la versión racionalizada que nos ha conservado Herodoto, se pretende justificar el entronque de un conquistador con la antigua dinastía reinante. El padre no es un dios, sino un extranjero; la madre, una princesa. El abuelo, advertido por un sueño o agüero de que será destronado y perseguido por su nieto, ordena abandonarle. Aun cuando suele persistir el recuerdo del animal sagrado-amamantamiento por brutos—, generalmente el niño es salvado por un matrimonio de pastores, que le adopta por hijo. El contraste entre la condición humilde en que el muchacho crece y sus aspiraciones y pensamientos generosos, está plenamente desarrollado en Herodoto; nada esencial añadirán en este punto las elaboraciones sucesivas.

De todas las leyendas de tipo análogo-las griegas de Menalipe, Auge y Tiro; la turdetana de Abidis y tantas otras, la de Rómulo fué la que más influyó en los posteriores desarrollos novelescos, debido al prestigio y a la popularidad de que Roma gozó en todo tiempo.

Conviene, además, tener presente que, según una hipótesis generalmente admitida, la leyenda de Rómulo, tal como ha llegado a nosotros, refleja ya una elaboración lite

1 En algunas de las comedias que he analizado se conserva este elemento: La bandolera de Flandes y El hijo de los leones, para no citar otras.

raria y precisamente dramática, para la cual el poeta Nevio tuvo presente la que los trágicos griegos dieron a otros. mitos semejantes. La cuna en que Rómulo y Remo fueron expuestos sirve, al cabo, para reconocerlos; del mismo recurso se valía Sófocles en la tragedia de Tiro y Sal

moneo.

33-34. Los siguientes versos aluden, sin duda, a Lope, que creó no sólo la estructura de la comedia y la casi totalidad de sus temas, sino también muchos de sus conceptos e imágenes, luego tan repetidos, que alcanzan un valor casi proverbial:

Que me abré en el alma olgado
que aia sido la pendencia

de zelos míos, bastardos

hijos del amor, que ansí

en una comedia antaño

los llamó un grande poeta 1.

He aquí otro ejemplo de Vélez y varios de Lope:

1

Villanos y mal nacidos

zelos, para oy solamente

pazes o treguas os pido 2.

Otabio. Ese agravio de amor çelos se llama.

Finea.

Otabio.

¿Celos?

Pues no lo ves que son sus hijos? Finea. El padre puede dar mil regozijos,

y es muy onbre de bien; mas desdichado

en que tan malos hijos ha criado 3.

¡O zelos, rey tirano!

¡O bastardos de amor! ¡O amor villano! 4

Belarda. ¿Son hijos de amor los celos?

Jacinto. Sus hijos dicen que son.

Belarda. Pues ¿cómo nacen sin padre?
Jacinto.

No falta mucha afición,

VÉLEZ DE GUEVARA, El águila del agua, edic. cit. (Revista de Archivos, 1904, I, 313b.)

2 VÉLEZ DE GUEVARA, La corte del demonio, en Comedias nuevas escogidas, parte XXVIII, pág. 472 a.

3 LOPE DE VEGA, La dama boba, edic. R. Schevill, versos 18081812. (The dramatic Art of Lope de Vega. University of California.) 4 LOPE DE VEGA, La Dorotea, edic. Américo Castro, pág. 177. (Biblioteca Renacimiento.)

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