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ODE 22.

AD ARISTIUM FUSCUM.

Virum probum ubique esse tutum.
Integer vitae, scelerisque purus
Non eget Mauris jaculis, neque arcu,
Nec venenatis gravida sagittis,
Fusce, pharetraå;

Sive per Syrtes iter aestuosas,
Sive facturus per inhospitalèm
Caucasum, vel quae loca fabulosus
Lambit Hydaspes.

Namque me silvâ lupus in Sabina,
Dum meam canto Lalagen, et ultra
Terminum curis vagor/expeditus,
Fugit inermem:

Quale portentum neque militaris
Daunia in latis alit aesculetis;
Nec Jubae tellus generat, leonum
Arida nutrix.

Pone me pigris ubi nulla campis
Arbor aestivà recreatur aurâ,

Quod latus mundi nebulae, malusque
Jupiter urget:

Pone sub curru nimium propinqui
Solis in terrâ domibus negata;
Dulce/ridentem Lalagen amabo,
Dulcè loquentem.

NOTAS.

3.

10.

15.

20.

Esta es una pieza muy singular, y que á mi ver no merece todos los elogios de que tan

ODA 22.

A ARISTIO FUSCO.

Que el hombre de bien donde quiera

está seguro.

El varon justo y de mancilla exento
No de arcos moros, Fusco, necesita,
Ni del carcax preñado de saetas
Envenenadas.

Ora atraviese el Cáucaso temible,
O las arenas de la Libia corra,
Ora las tierras que el lejano Hidaspes

Baña famoso.

Pues que si inerme en el sabino bosque,
De cuitas libre, á Lalage cantando
Me pierdo acaso, monstruoso lobo
Viéndome huye.

Lobo terrible, cual guerrera Pulla
Jamas criára en sus espesas selvas,
Ni Africa ardiente, de leones fieros
Arida madre.

Aunque en el polo, do jamas recrea
Aura suave al árbol aterido,
Lugar de nieblas y aire pestilente,
Fusco, me pongas,

O ya en la zona que cercano Febo
Habitar niega, adoraré á mi bella
Lalage siempre, la que dulce habla,
Dulce sonrie.

tas veces ha sido objeto. Por de contado no se puede adivinar si es seria ó burlesca; pero

bajo cualquiera de estos aspectos que se la considere, el examen no podrá menos de rebajar mucho la opinion de su mérito absoluto. Las dos primeras estrofas encierran una sentencia sublime, presentada con todo el aparato de la elocuencia, con todo el prestigio de una diccion pura y de una versifi cacion brillante; mas juzguese de la oportunidad de la aplicacion por la aventura que dió ocasion á la oda. Cantando Horacio, ú meditando unos versos en honor de Lalage, se internó un dia en una maleza, en donde se encontró con un lobo, que al verlo se fue sin hacerle daño. Y ¿se cita esta aventura para probar que el hombre justo no tiene necesidad de armas, aun cuando haya de transitar por los parages mas peligrosos, tales como la parte interior del Africa, ó los desfiladeros del Cáucaso, donde los viageros tenian tanto que temer de la ferocidad de las tribus bárbaras que lo habitaban? ¿Ha habido un hombre que haya podido decir sériamente, los lobos huyen de mi, porque soy virtuoso? Pero si de esta reflexion se infiere que la pieza es burlesca, el tono de las dos primeras y de las dos últimas estrofas contradice abiertamente esta consecuencia. ¿No seria en efecto escarnecer el principio filosófico y consolador, sentado en las dos primeras, el hacer de él una aplicacion tan ridícula? Y en cuanto a las dos últimas ¿no seria dislocada en una pieza jocosa la expresion del sentimiento del amor, hecha con tanta pompa en las imágenes, con tanta gracia en el estilo, con tanta harmonía en la construccion de los periodos, que la pro

fusion y la belleza de los adornos hace no pensar en lo extraordinario del plan? Tenemos cuatro ù cinco traducciones en verso castellano de esta pieza.

V. 2. Mauris jaculis... Tal es la leccion del mayor número de manuscritos. Otros leen menos elegantemente Mauri.

V. 4. Fusce... Aristio Fusco, filólogo célebre.

V. 5.o Syrtes aestuosas... No son las sirtes marítimas, sino los arenales del Africa, que no podian atravesarse sin gran riesgo.

V. 6. Inhospitalem... Donde no se eneuentra hospitalidad. Desierto, que interpretaron algunos, no es exacto.

V. 7. Caucasum... Alto monte del Asia, célebre en la fábula por el castigo de Pro

meteo.

Fabulosus... De quo multa fantur.

V. 8. Hydaspes... Rio de la India, término de las victorias de Alejandro.

V. 10. Lalagen... Charites lee el padre Urbano Campos, y traduce por consiguiente, mientras canto mis Gracias. Pero esta variante, tan singular como es y tan arbitraria, se ennoblece si se compara con la de su consócio Juvencio, que en lugar de, dum meam canto Lalagen, lee, dum sequor calles dubios, ¡qué oportunisima correccion !

V. 14. Daunia... De su rey Dauno, suegro de Diomedes, dice Desprez, se llamó en otro tiempo Daunia la parte de la Pulla, que hoy se llama la Capitanata.

V. 15. Jubae tellus... La Mauritania, en que reinó Juba.

V. 23. Dulcè ridentem... El reformador

Juvencio substituye á estos dos versos estos

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Este buen comentador, a quien escanda lizaba sin duda el

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