En mostrando la Aurora sus mexillas Y de conversacion menos vecino: Y entonces era vellos una cosa Es Estraña y agradable, dando gritos, La caza acuestas y la red colgando.. Aunque tambien de vida ociosa y blanda, Pasábamos el tiempo alegremente. Entónces siempre, como sabes, anda De estorninos volando á cada parte Acá y allá la espesa y negra banda. Y cierto aquesto es cosa de contarte, Como con los que andaban por el viento Usábamos tambien de astucia y arte. Uno vivo primero de aquel cuento Tomábamos; y en esto sin fatiga Era Era cumplido luego nuestro intento. Que via volar aquella banda amiga. A su pesar y á mucho placer nuestro; Cla Clavándola en la tierra por las puntas Extremas de las alas, sin rompellas, Seguiase lo que apenas tu barruntas. Parecía mirando á las estrellas, Clavada boca arriba en aquel suelo, Que estaba contemplando el curso dellas. De allí nos alejábamos, y el cielo Rompía á gritos ella, y convocaba De las cornejas el superno vuelo. En un solo momento se ayuntaba Una gran muchedumbre presurosa A socorrer la que en el suelo estaba. Cercábanla, y alguna mas piadosa Del mal ajeno de la compañera, Que del suyo avisada ó temerosa, Llegábase muy cerca, y la primera Que esto hacia, pagaba su inocencia Con prision ó con muerte lastimera: Con tal fuerza la presa y tal violencia Se engarrafaba de la que venia, Que no se despidiera sin licencia. Ya puedes ver que gran placer seria Ver, de una por soltarse y desasirse, Venia por nuestra mano , y la cuitada Del bien hecho empezaba á arrepentirse. ¿Qué me dirás, si con su mano alzada Haciendo la noturna centinela, La grulla de nosotros fue engañada ? No aprovechaba al ánsar la cautela, Ni ser siempre sagaz descubridora De noturnos engaños con su vela. (7) Ni al blanco cisne que en las aguas mora Por no morir como faeton en fuego, Del qual el triste caso canta y llora. ¿Y tú perdiz cuitada, piensas luego (8) Que en huyendo del techo estás segura? En el campo turbamos tu sosiego. A ningun ave ó animal natura Dotó de tanta astucia, que no fuese Vencido al fin de nuestra astucia pura. Si por menudo de contarte hubiese De aquesta vida cada partecilla, Te |