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útiles tareas en que habia invertido lo mejor de su vida, manifiesta á su amigo y protector la intencion que tiene de no ocuparse mas en cosas livianas ó fútiles, y de entregarse todo entero al estudio de la sabiduría. La delicadeza y la fuerza con que desenvuelve esta intencion, la amenidad con que moraliza, la lógica con que arguye, el órden con que enlaza, la habilidad con que contrapone; todo descubre la mano del poeta consumado, del filósofo hábil, del hombre amable y social, y en fin del cortesano diestro, que alaba sin bajeza, enseña sin orgullo, reconviene sin grosería, y corrige al mismo tiempo que halaga y que deleita.

V. 1.0 Summâ dicende Camenâ... Se ha sospechado que Horacio destinaba esta pieza para que concluyese con ella el tomo de sus poesías morales; pero no por eso debe creerse que fué la última que compuso.

V. 2.o Donatum jam rude... Los gladiadores obtenian licencia para retirarse de su ejercicio, cuando habian servido tres años, ó cuando antes de cumplirlos, sorprendian ó agradaban al público por algun esfuerzo estraordinario de valor ó de agilidad. Por testimonio de que habia cumplido bien se daba al gladiador que se retiraba, un florete de madera, que se llamaba rudis.

V. 3.o Antiquo me includere ludo... Se llamaba ludus la escuela de los gladiadores, y aun el circo en que combatian. Horacio, que era ya viejo cuando escribió esta epístola, parece alegar la escepcion de la edad, para que no se le inste á entrar de nuevo en una profesion en que ya fué jubilado por sus buenos servicios. Débese notar que los gladiadores jubilados solian contratarse para algunas solemnidades estraordinarias, y entónces tenian que continuar sirviendo, hasta que volvian á obtener la licencia del pueblo para retirarse.

V. 4. Veianius armis... La celebridad que habia adquirido Veyanio en su profesion de gladiador hacia que el pueblo se interesase muchas vezes en que saliera al circo, aun despues de estar jubilado; y esto le

obligó á retirarse al campo, colgando ántes sus armas en un templo de Hércules, que por haber esterminado muchos monstruos, y hecho muchos prodigios de valor, fué mirado como el primero de los dioses protectores de los ejercicios gimnásticos, y honrado en esta cualidad en los templos y oratorios vecinos á los anfiteatros.

V. 6.o Extremâ toties exoret arenâ... He dicho ántes que cuando un gladiador jubilado volvia al ejercicio, necesitaba nuevo permiso para separarse de él; y ahora añadiré, que para obtenerle se colocaba el solicitante á la estremidad del circo, cerca del podio, que era el asiento preeminente, y desde allí pedia la gracia de su retiro.

V. 7.0 Est mihi purgatam... Algunos filósofos de la antigüedad hablaron de esta voz interior, que no es otra cosa que la de la razon, que sabe sofocar el grito de las pasiones. Por lo demas, auris purgata significa por metáfora un ánimo dispuesto a seguir los buenos consejos. Personare aurem equivale á sonare per

aurem.

V. 8.o Solve senescentem equum... Son las palabras que resuenan en la auris purgata, y equivalen á: desengancha con tiempo el caballo que va haciéndose viejo. Si fogoso un dia adquirió gloria y reputacion, es menester que no la pierda, por querer hacerle trabajar cuando ya no puede renovar aquellos esfuerzos. Esta comparacion es oportunísima. ¿Cuántos hombres hai que capazes de todo en cierta época de su vida, se obstinan en creer que siempre pueden hacer lo mismo, y marchitan su fama por no dar fin á sus trabajos oportunamente? La historia se muestra llena de estos ejemplos dolorosos, que todos los dias se reproducen, porque los desventurados mortales están condenados á no escarmentar jamas en cabeza ajena.

V. 11. Verum atque decens... Estas dos cosas comprenden toda la filosofía; el verum designa la parte de abstraccion ó de contemplacion; el decens lo relativo á las costumbres, la filosofía moral. Por el estudio de

la moral y de la metafísica se puede sin duda abandonar, sin que nadie lo lleve á mal, los versos y las demas cosas fútiles y livianas.

V. 12. Condo et compono... Algun intérprete observó que estos dos versos denotan el acopio de los documentos, y el arreglo y el órden con que se colocan para servirse de ellos en la ocasion.

V. 13 Lare... Por escuela, secta, sistema.

V. 15. Tempestas... Aut fortuna, aut casus, aut animi inclinatio, como dice el antiguo escoliador.

V. 16. Civilibus undis... En los negocios de los ciudadanos, negocios que se representan como ondas del mar del mundo.

V. 17. Virtutis veræ custos... Es decir, estóico rígido y severo.

V. 18. Nunc in Aristippi... De la austeridad del Pórtico vuelve á la indulgencia de los cirenáicos, de quienes despues salieron los epicúreos: es decir, que combina y reune todo lo que estas escuelas tenian de bueno, y sin seguir esclusivamente ninguna de ellas, - forma un cuerpo de doctrina útil y conveniente.

Furtim relabor... Esto es, vuelvo á caer poco á poco. Los estóicos, severísimos hasta en sus exageraciones, habrian reprobado que se pretendiese conciliar sus principios con los de la escuela de Aristipo; y por eso dice el poeta que se acerca á ellos poco á poco y como á hurtadillas.

V. 19. Et mihi res... Esto alude á la indiferencia con que los sectarios de Aristipo y de Epicuro miraban por sistema todas las cosas. Habeo, non habeor à Laide, decia el fundador de la secta cirenáica, cuando se le reconvenia del amor que tenia á Láis. Esta indiferencia puede ser una gran virtud y un gran vicio segun los objetos sobre que se ejercite. Pero lo que el poeta dice ántes y despues, muestra que él habla de la indiferencia virtuosa, ó sea de la impasibilidad, que es ordinariamente el carácter de la virtud.

V. 21. Longa... Algunos leen lenta, por variar el

epiteto del dia y de la noche, como el poeta varía el del año y los tiempos. Por lo demas estas comparaciones pintan bien la impaciencia que tenia Horacio por dedicarse al estudio y la práctica de los preceptos de la moral.

V. 27. Elementis... Los preceptos de que se habla en 'seguida.

V. 28. Oculo... Otros oculos."

Lynceus... Yo hablé de este individuo en las notas al v. 90 de la sátira segunda del primer libro. Hubo ademas de aquel Linceo otro personaje del mismo nombre, de cuya perspicazia de vista se contaban prodigios casi iguales á los que referí en el lugar citado.

V. 30. Invicti membra Glyconis... Glicon era un filósofo dotado de una fuerza prodigiosa. Dícese que se añadió una G á su verdadero nombre, que era Licon, para denotar la dulzura de su habla.

V. 32. Est quadam... Quoddam se lee en las ediciones antiguas, y quodam en los mas de los códices; pero en alguno mui bueno y en varias ediciones modernas se lee quadam, y así cita tambien Facciolati este pasaje. Tenus, dice Bentley, cuando se junta con los pronombres, siempre pide el ablativo femenino, como hactenus, eatenus, quatenus, aliquatenus. Esto en cuanto á la espresion : en cuanto á la idea, baste decir que este verso se ha hecho proverbial.

V. 34. Verba et voces... Es decir preceptos, advertencias, documentos para curar estas enfermedades del alma. El mismo sentido tiene el piacula del verso siguiente.

V. 37. Ter purè... Lee á menudo con intencion pura los libros de moral. Ter se emplea aquí verosímilmente para designar las tres inmersiones de los que pretendian purificarse de algun vicio, ó cualquiera otra de aquellas ceremonias religiosas que era menester repetir tres vezes; pues no debe olvidarse que el número tres era misterioso desde mui antiguo.

V. 42. Virtus est vitium fugere... Este dogma im

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portantísimo ha sido impugnado, sobre el falso supuesto de que Horacio limita la virtud á lo que es solo el principio de ella; pero este es un error, tanto ménos escusable, cuanto que el poeta determina en seguida la inteligencia de su proposicion, por el modo con que la amplifica en la siguiente: Virtus prima est fugere vitium; prima sapientia stultitiâ caruisse. Es decir, el primer escalon para la virtud es huir el vicio, como el primero para la sabiduría es no dejarse arrastrar de las pasiones. ¿Quién seria el que rehusase á estos luminosos axiomas de la moral el homenaje de una religiosa aquiescencia?

V. 43. Turpemque repulsam... Esto es, la repulsa, que en general se juzga oprobiosa. Sordida la llamó en otra ocasion el poeta por el mismo motivo.

V. 45. Curris mercator... Por Estrabon sabemos que en el año de 727 salió de un puerto del mar Rojo un convoi de 120 velas con destino á las Indias. Los enormes beneficios que este comercio produjo hicieron que se dedicasen muchos á él.

V. 47. Ne cures ea... Esto es, como dice el antiguo escoliador: Non vis discere, et audire, et credere meliori, ut non cures ea quæ stultè miraris. Es decir, para conjurar esa pobreza que tú llamas un mal, arrostras toda clase de riesgos, y para librarte de un mal mayor, cual es tu ansiar desmedido, rehusas oir las reflexiones y los consejos de la razon y de la sabiduría. Esto ya se ve que es perentorio, y por desgracia demasiado comun.

V. 50. Coronari Olympia... Por ad Olympia. V. 51. Sine pulvere... Sin trabajo, sin esfuerzo. V. 52. Vilius argentum... Este es el grito de la sabiduría.

V. 53. O cives, cives... Este es el grito de la pasion y del interes. El original no nota estas transiciones.

V. 54. Virtus post nummos... ¿Cuál es el irresistible poderío de la virtud, que aun la avaricia misma le reconoce y le acata? Obsérvese que ni aun el adora

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