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EJERCICIO DE PERFECCION

Y

VIRTUDES CRISTIANAS.

PARTE II.

Y

VIRTUDES CRISTIANAS.

SU AUTOR

EL V. PADRE ALONSO RODRIGUEZ,

DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS, NATURAL DE VALLADOLID.

DIVIDIDO EN TRES PARTES.

PARTE SEGUNDA.

DE VARIOS MEDIOS PARA ALCANZAR LA VIRTUD Y PERFECCION.

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LIBRERÍA RELIGIOSA, CALLE DE AVIÑÓ, NÚM. 20.

1879.

C 1336.24.2 (2),

HARVARD
UNIVERSITY
LIBERY
MAR 29 1963

Barcelona.-Imprenta de la LIBRERÍA RELIGIOSA, Alta de San Pedro, 4.

AL LECTOR.

Aunque mi principal intento en esta obra fue servir à los religiosos; pero con todo eso va dispuesta de tal manera, que será de mucho provecho para todo género de gente que trata de virtud, como dijimos en la primera parte. Y especialmente esta segunda es muy acomodada para los seglares que desean de veras servir á Dios, porque, si bien se considera, los tales al principio como buenos labradores han de romper y arar la tierra de su corazon con la mortificacion de sus pasiones y apetitos desordenados, refrenando en particular la lengua y los demás sentidos, humillándose delante de Dios para conseguir el fruto deseado de la buena semilla que en ella se sembrare de buenas obras. Y así tratamos en los tres primeros tratados de la mortificacion, modestia, silencio y humildad, que son las virtudes en que mas se debe ejercitar un cristiano desde el principio de su conversion. Y porque en aplicándonos al servicio de Nuestro Señor, es consejo del Espíritu Santo que vivamos con temor y nos preparemos para resistir á las tentaciones, decimos en el cuarto tratado los bienes y provechos que de ellas se siguen, y damos medios para vencerias; y en el quinto y sexto explicamos algunos impedimentos y estorbos que suelen recrecerse á los siervos de Dios; y declararémos de cuánta importancia sea el andar alentados, contentos y alegres en el camino de la virtud; efectos admirables que redundan en el alma del que conoce el tesoro y bienes grandes que tenemos en Cristo nuestro Redentor y en su sagrada pasion, de lo cual decimos en el séptimo tratado, donde se pone el modo que habemos de tener en la meditacion de estos soberanos misterios, y el fruto que habemos de sacar de ellos; y al fin, por remate de esta segunda parte, se enseña cómo nos debemos pre

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