V. 10. Ne currente... Un gran número de intérpretes creen que esta es una metáfora tomada de una operacion con que los romanos debian de estar mui familiarizados, y de que no quedan sino vestigios mui dudosos; con cuyo motivo unos han ostentado su erudicion y otros ejercitado su sagazidad. Yo, que de todas sus esplicaciones no he encontrado una que me satisfaga, me contentaré con decir, que sea que se aluda á las maniobras de los barcos para pasar los rios, como quiere Cruquio, sea á las de los carros para bajar las cuestas, como pretende Torrencio, ú cualquiera otra cosa de esta especie, el sentido es siempre el mismo, siempre es : «Teme que la suerte se trueque, y encontrarte algun dia en el estado en que hoi pones á otros. » Por ODE XI. AD MERCURIUM. Ut cautus sibi dictet, quibus Lyde flecti possit, ne instar Danaidum obstinata pœnas luat. Mercuri (nam te docilis magistro Movit Amphion lapides canendo) Tuque Testudo resonare septem Nec loquax olim, neque grata; nunc et Dic modos, Lyde quibus obstinatas Quæ, velut latis equa trima campis, 10 lo demas, una metáfora de esta clase seria baja en las lenguas modernas. V. 14. Nec tinctus violâ... Ni la palidez de los amantes teñida de violeta, es la traduccion literal. La palidez ya sabiamos que convenia á los amantes, pero no el color de violeta. Torrencio para justificar la espresion de Horacio, fué á buscar en Plinio unas violetas blancas, y otras pajizas en Virgilio : de manera que segun el sabio prelado la espresion equivaldria á pallor tinctus pallore. ¿Por qué se ha de tomar siempre el partido de justificar á los autores que se comentan? V. 15. Pieriâ... Este pudo ser el nombre propio ú patronímico de la querida del marido de Lice. ODA XI. Á MERCURIO. Pideleel poeta que le dicte canciones con que ablandar á Lide, y evitarla así un castigo como el de las Danaides. Dulce Mercurio, pues por ti enseñado Ora preciada en templos y festines, Versos me inspira á que la dura Lide Que, aun no probadas del amor las glorias, Nuptiarum expers, et adhuc protervo Tu potes tigres comitesque silvas Janitor aulæ Cerberus ; quamvis furiale centum Quin et Ixion Tityosque vultu Audiat Lyde scelus, atque notas Quæ manent culpas etiam sub Orco. Una de multis face nuptiali Digna, perjurum fuit in parentem Splendidè mendax, et in omne virgo Surge, quæ dixit juveni marito, Non times detur: socerum et scelestas Falle sorores; Quæ, velut nactæ vitulos leænæ, Cerril novilla en espaciosa vega, Parar los rios, domeñar los tigres, Del can triforme, que hórrida cabeza Y hediondo aliento de su inmunda exhala Y sonrieron Ixion y Ticio, Y á las Danaides el atroz tormento De aquellos monstruos el castigo escuche Que á los delitos el Averno guarda : Una tan solo con perjurio noble Ålzate esposo, dícele, y evita Que sea aqueste tu postrero sueño; Del suegro el ceño y las hermanas burla, Burla malvadas. Singulos eheu ! lacerant: ego illis Me pater sævis oneret catenis, I, pedes quò te rapiunt et auræ, Omine, et nostri memorem, sepulcro 45 50 NOTAS. Parecia imposible hacer una oda tan magnífica de un argumento tan tenue. Yo no conozco pieza alguna de Horacio que esceda á esta en la grandeza de las imágenes, en la exactitud de las comparaciones, ni en la propiedad de los epítetos. V. 1.o Mercuri... El poeta, como lo han observado todos los comentadores, no podia, tratando de enternecer á Lide, dirigirse mejor que á Mercurio, que habia enseñado á Anfion á mover las piedras con su canto. V. 2.o Amphion... Anfion, hijo de Júpiter y Antiope. Habiendo con la armonía de su lira y el encanto de sus versos amansado á hombres salvajes, reunídolos en sociedad, y persuadídolos á edificar ciudades, la fábula fingió que movia las piedras, arrastraba las selvas etc. : lo mismo que Orfeo y Mercurio. |