A las libres espaldas amarraron ; Vegas que nuestras armas devastaron. Ni tinta lana á su color primero. Ántes la cierva, que el valor inflame Quien rindió el cuello á la cadena infame; Y no sabiendo dó encontrar la vida, Vil paz¡ó mengua! prefirió al estrago. ¡Ó alzada, gran Cartago, Sobre el baldon de Italia destruida! Así diciendo, de la esposa amante Y de los caros hijos alejaba Los ósculos cual siervo, y al instante Y torvos ojos en el suelo clava, Mientras en la opinion, hasta aquel dia No escuchada jamas, él al senado Aun vacilante, consentir hacia, De la amistad entre el llorar sagrado. La suerte viendo con serena frente, Tortor pararet: non aliter tamen Et populum reditus morantem, Tendens Venafranos in agros, Aut Lacedæmonium Tarentum. 50 55 NOTAS. Esta es tambien una pieza soberbia, en que la fuerza de los pensamientos es quizá superada por el calor de la espresion. Lupercio Leonardo de Argensola hizo de ella una traduccion pobrísima. Cienfuegos la tradujo de nuevo en nuestros dias. He aquí la primera estrofa. Alzase Jove, y á su augusta planta ¡ César, César es Dios sobre la tierra! Toda la pieza está traducida por este gusto. Para conocer á los clásicos por semejantes versiones, vale mas no conocerlos absolutamente. V. 2.0 Præsens Divus... La comparacion no podia ser mas alta, ni mas magnífico el elogio. El eminente servicio que Augusto habia hecho al imperio en la Y la apiñada gente, Que el paso le impedian, separaba, Bien cual si terminado el largo cuento Satisfecho y contento, Ú de Venafro fuese á los verjeles. reduccion de los partos merecia ser celebrado de un modo tan pomposo. V. 5.o Milesne Crassi... La reduccion de los partos lavaba la ignominia, ó consolaba de la vergüenza de la derrota de Craso. La declamacion vehemente contra los que, siendo primero soldados cobardes en el campo de batalla, fueron despues malos ciudadanos, olvidando á su patria, y tomando por mujeres las hijas de sus enemigos, cede pues en elogio de Augusto, pues cuanto mas ignominiosa fué aquella derrota y sus consecuencias, tanto mas glorioso debia ser el triunfo con que se lavó la mancha. V. 6.o Et hostium... El poeta hace resaltar la indignidad de aquellos soldados, por la enumeracion de las cosas que olvidaban. Ancilia, nomen, toga, Vesta ¡ qué objetos para un romano! Jamas olvida Horacio nada de lo que puede conducir á inspirar á sus lectores los sentimientos que él esperimenta. V. 8.o In arvis... Armis es la leccion constante de todos los manuscritos; pero Le Fevre, Heinsio, Bentley, Cuningham, Sanadon y Darú leyeron ó propusieron leer arvis, que hace mejor sentido, y que es conforme á la historia; puesto que los esclavos se destinaban generalmente á cultivar los campos. Socerorum in armis seria un modo de hablar inexacto, pues, como observa mui bien Bentley, no eran los suegros sino el rei quien suministraba las armas; y es falso por otra parte que los soldados cautivos de Craso las tomasen contra su patria. V. 9.0 Sub rege Medo... Los medos, partos ó persas (pues como he dicho otras vezes, todos estos eran nombres de una misma nacion) eran los mas terribles enemigos del imperio. Así Horacio no descuidó de unir al rege Medo el Marsus et Apulus, que forman inmediatamente la oposicion. V. 13. Hoc caverat... Quizá se habia murmurado en Roma que se hubiesen dejado tanto tiempo en poder de los enemigos los soldados y las banderas tomadas á Craso, y por eso tal vez introduce el poeta á Régulo, persuadiendo al senado á abandonar los guerreros que habian preferido el cautiverio á la muerte. V. 15. Trahenti... Trahentis se lee generalmente, contradiciendo de un modo visible el sentido de la frase y la intencion del poeta; pues ¿cómo podia Régulo, rehusando las condiciones vergonzosas que se le ofrecian, dar un mal ejemplo con esta conducta heróica? Para leer trahentis seria menester sustituir nec á et en el mismo verso. Bentley propone leer exempli trahentis, correccion tan juiciosa como la de exemplo trahenti de Cruquio ú de Cantero, ya introducida en un gran número de ediciones. V. 18. Signa ego... Este discurso de Régulo es un modelo en su género. No hai circunstancia de las que podian hacer impresion sobre el espíritu de un soldado ú de un ciudadano de que no se haya hecho mencion. Las banderas romanas colgadas en los templos de Cartago; las armas arrebatadas á los guerreros sin combatir; atadas á las espaldas las manos de hombres tan zelosos de sus derechos, tan ufanos de su libertad; las plazas enemigas gozando de una seguridad sin límites; sus campiñas, taladas un tiempo por los ejércitos romanos, vueltas al cultivo; tal es el cuadro que presen tan las primeras palabras de Régulo, cuadro que deja ver el arte del orador en medio del desaliño del soldado. Los cuatro cuartetos siguientes son tambien de una fuerza admirable. V. 26. Flagitio additis... Añadís la pérdida al delito, es la traduccion literal. El epíteto vil añadido al rescate, y el participio perdido espresan esta idea en la traduccion. Ántes la estrofa decia así : ¿De su rescate el precio al vil soldado Ni á su primer color tinta la lana. V. 37. Hic, unde vitam sumeret inscius... Bentley, el mas perspicaz, y al mismo tiempo el mas presuntuoso y atrevido de todos los que han ejercitado su crítica sobre los versos de Horacio, desaprueba el hic y el inscius de este verso, que reemplaza con los dos adverbios hinc y aptiùs; el último sobre la fe de algunos manuscritos, y el primero por su autoridad. Los raciocinios que emplea para justificar su correccion valen tan poco como la correccion misma. Timuitque mortem termina mui bien el período anterior, y da á entender suficientemente que el temor de la muerte era el que habia hecho á los soldados rendir las armas, y dejarse cargar de cadenas. Este, continúa Régulo, es decir, el que habia consentido sufrir la esclavitud por evitar la muerte, no sabiendo dónde encontrar la vida, esto es, no viendo otro medio de guarecerse del riesgo, mezcló la paz al combate, ó lo que equivale á esotro, propuso él mismo la paz ignominiosa que conservó sus dias; frase que amplifica la idea anterior, y determina el sentido del timuit mortem. V. 41. Fertur... Esta pintura de Régulo, alejando de sí á su mujer y á sus hijos, y fijando en el suelo sus ojos ferozes hasta saber la decision del senado, es de |