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honores del triunfo. Nombrado despues príncipe del Senado, pasó Escauro á Numidia, con el encargo de cortar las disensiones promovidas allí por los malos procederes de Yugurta, y que no se transigieron sino por una paz vergonzosa, que firmó el cónsul Calpurnio, y en que tocó á Escauro parte de la responsabilidad. Declarósele sin embargo inocente, y nombrado censor poco despues, se ilustró en el ejercicio de esta magistratura, construyendo entre otros varios monumentos el puente Milvio, que subsiste todavía hoy con el nombre de Ponte Mole. Los servicios que no habia cesado de hacer á su patria, y la firmeza con que defendió los intereses públicos en muchas ocasiones importantes, le suscitaron multitud de enemigos, que le acusaron muchas veces de concusion y de otros crímenes. De todos aquellos logró triunfar durante su vida, terminada á los setenta y cinco años de edad en 666, y su triunfo se prolongó despues de su muerte, en la cual los cargos que antes se le hicieran de avaricia y de malos manejos, fueron ahogados por los mas pomposos elogios. Ciceron antes, y Tácito despues, se los prodigaron tan completos, que no es posible dudar de las altas cualidades del que los mereció. Su hijo, llamado como él, Marco Emilio Escauro, no se distinguió sino por su magnificencia, sus profusiones y su desinterés.

V. 38. Paulum... Hubo dos romanos ilustres del nombre de Lucio Emilio Paulo. El primero, que es el de que aquí habla Horacio, fue cónsul en el año 535, y se inmortalizó en la guerra de Iliria, que subyugó enteramente, obteniendo por ello los honores del triunfo. Tres años despues, las ventajas sucesivamente alcanzadas en Italia por los cartagineses, mandados por Anibal, obligaron á enviar contra ellos un poderoso ejército, á las órdenes de los cónsules Terencio Varron y Paulo Emilio. Fogoso y desalumbrado el primero, no quiso oir los consejos de su prudente cólega, á quien el célebre Fabio Máximo habia recomendado la circunspeccion con que él mismo acababa de conducirse, y que le habia valido el conocido apodo de Cunctator, equivalente á lo que hoy se llamaria emplastador. Sin notar el efecto que las há

biles contemporizaciones de Paulo Emilio producian en el ejército cartagines, muy escaso de víveres, y receloso de la desercion de los auxiliares españoles, á quienes no se satisfacian sus pagas, Varron se resolvió á atacarle, y sacó asi á Anibal de los embarazos en que se encontraba. La batalla se dió en Cannas, pueblo de la provincia napolitana llamada hoy la Pulla, y en las inmediaciones del rio que hoy se llama Ofanto, y en ella cincuenta mil cartagineses derrotaron á ochenta y siete mil romanos, pasando á cuchillo á setenta mil de ellos, y amenazando de ocupacion á Roma y de disolucion á la república. Paulo Emilio, arrastrado á un combate, de que acusaba la temeridad y preveía los peligros, peleó con un valor heróico, y despues de la derrota hubiera podido, aunque cubierto de heridas, escapar como su presuntuoso cólega; pero prefirio hacerse matar, y esta valerosa resolucion es la que hizo á Horacio calificarle aquí de prodigum animæ magnæ, espresion magnífica, y digna del hecho glorioso que ella recuerda. Lucio Emilio Paulo tuvo un hijo del mismo nombre, mas célebre que su padre, y una hija que se casó con el Escipion, designado con el epíteto de Africano.

Superante Pœno... Es decir, en el triunfo de Aníbal, que es el Peno, ó el cartaginés, á quien aqui se alude. Los cartagineses se llamaron penos de Pheni, abreviacion de Pheníces (fenicios), porque Cartago fue fundada por una colonia de tirios, y Tiro era la mas importante ciudad de Fenicia. Los penos se llamaron despues punicos, y este último adjetivo, aplicado aun hoy á cierta especie de fe, se ha hecho sinónimo de engañoso ó pérfido, y recuerda sin cesar á las naciones modernas la desconfianza que inspiraba el dolo habitual de aquella nacion de mercaderes, que durante mucho tiempo disputó á Roma su influjo y su poder.

V. 39. Camená... Dióse el nombre de Camenas á las Musas, de cantu amono, segun unos, y de carmen, segun otros, que pretenden que fueron por esto llamadas Carmenas, en lugar de Camenas. La etimologia en cualquiera de las dos suposiciones difiere poco, pues siempre se refiere á la dulzura del canto.

V. 40. Fabricium... Cayo Fabricio fue tan célebre por su valor y su prudencia, como por su desinterés y su sobriedad. Cónsul en el año 471 de Roma, y vencedor de los indómitos habitantes de la estremidad meridional de Italia, rechazó las ofertas de los embajadores samnitas, que viéndole cenar pobremente, le ofrecieron dinero. Igualmente rechazó despues las del fanioso Pirro, á quien sorprendiera el pobre equipaje con que se le presentó aquel guerrero ilustre, encargado de negociar el cánge ó rescate de los cautivos que el monarca epirota habia hecho al cónsul romano Levino. Cónsul segunda vez Fabricio, confirmó la opinion que desde antes se tenia formada de su valor; y censor en seguida, se distinguió de nuevo por la severidad con que cuidó de la observancia de las leyes suntuarias y de la pureza de las costumbres. Plinio dice que Fabricio no comia mas que las hortalizas que le producia un huertezuelo que cultivaba por sus manos. Enterrósele en lo interior de la ciudad, derogándose por respeto á su nombre, la ley que lo prohibia.

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V. 41. Curium... Marco Curio Dentato acabó de domar, siendo cónsul en el año 464 de Roma, á los samnitas, y mereció por ello los honores del triunfo. Cuando hubo impuesto á los vencidos las mas duras condiciones, marchó Curio contra los sabinos, que castigó asímismo, por lo cual obtuvo por segunda vez los mismos honores, Enviado poco despues á Etruria, para vengar la derrota que acababa de sufrir allí el ejército romano y muerte del Cónsul Metelo su gefe, asoló Curio el territorio de los senonios. En 479 fué nombrado cónsul por segunda vez, y habiendo salido á campaña contra los tarentinos, hubo de venir á las manos con el famoso Pirro, quien estos habian liamado en su auxilio. En las inmediaciones de Benevento se trabó una batalla, que no solo fue célebre por los alternados sucesos de las armas romanas y griegas, sino por la singular estratagema del cónsul, de emplear hachones encendidos contra los elefantes de Pirro, y el singular espectáculo que presentaron los soldados romanos, rompiendo con tan desusada arma las falanges compactas de aquellos terribles animales. Desor

denados estos, se volvieron contra los que los empleaban, y Curio alcanzó una victoria decisiva, que fue como el preludio de las que mas adelante obtuvieron por donde quiera las águilas de su pais, y que por tercera vez le valió la pompa del triunfo. Atendida la munificencia con que en nuestra época se recompensan hechos harto menos notables, se reputará mezquino el don que de cincuenta aranzadas de las tierras tomadas á los enemigos, hizo Roma á Curio, por premio de su insigne victoria; pero todavia parecerá mas estraordinario que aquel hombre ilustre no quisiese recibir mas que siete, declarando que con el producto de ellas tenia bastante para vivir. Al año siguiente se prorogaron á Curio los poderes consulares, de que usó para castigar á los pequeños estados de la Italia meridional, que habian unido sus armas á las del monarca epirota. Curio murió en su pais lleno de gloria, pobre como habia vivido, y sin haber adoptado la moda introducida en su tiempo, de cortarse y arreglarse el pelo; lo cual hizo á Horacio darle la calificacion de incomtis capillis, que por el mismo motivo dió tambien en otra ocasion á Caton el antiguo.

V. 42. Camillum... Marco Furio Camilo, el mas afortunado y uno de los mas ilustres guerreros de la antigua Roma, nació por los años de 308, y desempeñó con gloria los mas altos cargos civiles y militares. Durante cerca de diez años se estaban estrellando contra los muros de Veyes los esfuerzos de los romanos, como durante igual periodo se habian estrellado, mas de nueve siglos antes, los esfuerzos de los griegos contra las murallas de Troya. La larga y obstinada resistencia de Veyes, y los enormes sacrificios á que ella condenaba á los sitiadores, obligaron á estos á encomendar la rendicion del baluarte enemigo á un dictador, y confirieron á Camilo esta dignidad. Despues de destruir en combates sucesivos á las tropas etruscas y sus auxiliares, hizo el nuevo caudillo una larga mina, por la cual mientras un cuerpo de ejército atacaba de frente la ciudad, se apoderó otro subterráneamente de la ciudadela, logrando el dictador con este ardid, no empleado hasta entonces, desempeñar el encargo que acep

tára, y merecer la pompa del triunfo. Rindió poco despues á Faleria, y fue nombrado para una especie de regencia, dignidad, que con el título de interrex, conferia en tiempo de los reyes, atribuciones régias al que la ejercia durante las vacantes del trono, y en tiempo de la república, atribuciones consulares ó dictatoriales segun los casos. Sus proezas, y las distinciones que ellas le valieron, le suscitaron enemigos, que apoyados en el disgusto con que el pueblo habia mirado la desigual reparticion del botin de Veyes, y la indulgencia que con los rendidos en Faleria usó su vencedor, le acusaron de concusion, y le hicieron condenar á multa y á destierro; no sin que el partido que tomó de marcharse de Roma, antes del fallo, diese á entender que el acusado mismo reconocia la justicia de la condenacion. Por virtud de ella se retiró Camilo á Ardea, antigua capital del pais de los rútulos, situada á siete leguas de Roma; y ya habia dos años que expiaba allí su verdadero ó supuesto delito, cuando el famoso Brenno, despues de desbaratar, á la cabeza de un formidable ejército de galos, á otro que enviaron contra el los romanos, se apoderó de su capital, que ocupó, no dejando á los habitantes que pudieron escapar, otro asilo que el del Capitolio. Informados los que allí se refugiaron de que el proscrito de Ardea habia osado cerrar á los vencedores las puertas de aquella pequeña ciudad, y aun acometido y derrotado á un cuerpo galo que acampó á sus inmediaciones, le rogaron tomar el mando de las tropas romanas. Camilo manifestó que no lo aceptaria, sino cuando el pueblo reunido por curias, es decir, los refugiados del Capitolio (pues la mayoria de los habitantes que habia quedado en la ciudad, no podia tomar parte en el nombramiento, por el estado de subyugacion en que se hallaba), le eligiese dictador, con las formalidades que se usaban antes en la ciudad libre; y aceptada la condicion, se hizo en breve el nombramiento á unanimidad. Ya Camilo, en uso del poder absoluto que su nueva dignidad le conferia, tomaba medidas para el recobro de la capital ocupada, cuando sus moradores, acosados de la hambre, compraron la retirada del gefe galo por la suma, enton

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