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pasiones desordenadas: mirad, y mortificad vos esas serpientes, y luego tendreis gran sed de la virtud y perfeccion: luego amará y deseará nuestra ánima à Dios, como el ciervo las fuentes de las aguas. De manera que al paso que anduviere la mortificacion, à ese paso andaria la perfeccion y amor de Dios. Y en otra parte dice: Augmentum charitatis, diminutio cupiditatis: Perfectio, nulla cupiditas. (e) Asi como el oro se va purificando y acendrando mas, mientras mas se va gastando y consumiendo la liga que tiene; asi la caridad y amor de Dios se va perficionando y aumentando mas, mientras mas se va disminuyendo y acabando el amor desordenado de nosotros mismos, y de todas las demas cosas de acá: y cuando ese estuviere consumido y acabado, la caridad y amor de Dios será del todo puro y perfecto.

Casiano, 1. 5 de ren. c. 28 cuenta del Abad Juan, que estando ya para morir, le cercaron sus discipu los, como lo suelen hacer los hijos á los padres en aquella hora, y pidiéronle con mucha instancia, les dijese alguna cosa para su consuelo y provecho espiritual: Ut memoriale aliquod mandatum velut hæreditarium legatum relinqueret, per quod possent ad perfectionis culmen præcepti compendio faciliùs pervenire: Que les diese algun documento breve y compendioso para alcanzar la perfeccion. Ingemiscens ille, nunquam, ait, meam feci voluntatem,

(e) August. l. 83, q. 36.

nec quemquam docui, quod priùs ipse non feci: Da un suspiro muy grande, y dice: nunca hice mi voluntad : y juntamente os digo otra cosa, que es tambien de mucha importancia, que nunca enseñé á otro cosa que yo no pusiese primero por obra.

CAPÍTULO VI.

Que á los Religiosos, y especialmen te á los que tratan con prójimos, les es mas particularmente necesaria la mortificacion.

De todos los siervos de Dios es propio este ejercicio de mortificacion, y todos tienen necesidad de él, para irse cada dia ajustando mas con la voluntad de Dios; pero particularmente es propio de los Religiosos, porque para eso dejamos el mundo, y venimos á la Religion: y eso dice S. Benito, que es ser Religioso, corregir y mudar sus costumbres. Y en la profesion que hacen sus Religiosos dicen: Promitto conversionem morum meorum: Prometo mudanza y enmienda de costumbres. Esto es lo que profesamos en la Religion, y eso habemos de ir haciendo con la mortificacion, despojándonos del hombre viejo, y vistiéndonos del nuevo, como dice S. Pablo. Ad Colos. 3, v. 9 : Spoliantes vos veterem hominem cum actibus suis, et induentes novum. Y asi decia S. Bernardo á los que entraban en Religion: Mirad que el espíritu solo ha de entrar acá, y el cuerpo ha de quedar allá fuera; dan

doles á entender que en la Religion no han de tratar de regalar su cuerpo, ni vivir conforme á sus apetitos é inclinaciones, sino que todo el cuidado se ha de tener con el alma y con el espíritu, conforme á aquello del Apóstol: Ad Galat. 5, v. 16: Spiritu ambulate, et desideria carnis non perficietis. Esto es andar en espíritu, cosa tan encomendada y deseada de los siervos de Dios, vivir segun la mejor parte de nosotros, que es el espíritu y la razon, y no segun la parte inferior, que es la carne la carne y sensualidad. Casiano (a) dice, que era resolucion y tradicion comun de aquellos padres antiguos, y muy probada por esperiencia, que no podria uno aprovechar, ni aun durar mucho en la Religion, si no trataba muy de veras de mortificar su voluntad y apetitos; porque estos son muy contrarios á las cosas que hay en la Religion: Multis quidem experimentis edocti tradunt, eum in cœnobio diutius perdurare non posse, qui priùs voluntates suas non didicerit superare.

Aunque á todos los Religiosos les conviene esto mucho; pero á los que tenemos por instituto tratar con prójimos, nos es necesario. S. Crisóstomo, lib. de Sacerdotibus, va probando muy bien, que la mortificacion de las pasiones es mas necesaria á aquellos que para ayudar á los prójimos tratan y conversan en medio de los pueblos; porque en ellos estas fieras (que asi llama él á nuestras pasiones) tienen mucho mayor cebo para sustentarse con las

ocasiones grandes que hay. El soldado que no sale al campo, disimula su flaqueza: mas saliendo, descubre quien es. Asi dice S. Crisóstomo, el que está en su rincon, disimula sus faltas: pero el que ha de salir á pelear con el mundo, y ha de ser espectáculo de él, es menester que sea señalado en virtud y mortificacion. Y mas para ganar á aquellos con quienes tratamos, es menester acordarnos, y hacernos à la condicion de ellos en cuanto fuere posible, conforme á aquello del Apóstol S. Pablo: 1 Ad Cor. c. 9, v. 22: Omnibus omnia factus sum, ut omnes facerem salvos; y para esto, bien se ve cuan necesario es la mortificacion. Dicen allá los filósofos, que la niña del ojo, aquella parte donde se reciben las especies de los colores, y se forma la vista, no tiene algun color: y que fue necesario asi, para que pudiese recibir en sí las especies de todos los colores, y los pudiese ver todos como son; porque si fuera de algun color, no pudiera percibir sino aquel: Intus existens prohibet extraneum. Si fuera verde, todo lo que vieramos nos pareceria verde: como lo esperimentamos cuando miramos por un vidrio verde; y si fuera colorado, todo nos pareciera colorado. Asi es menester que vos os desnudeis de vuestra condicion particular, y que tengais muy mortificadas vuestras pasiones, y seais muy señor de vos, para que asi quepan en vos las condiciones de todos, y podais tratar

(a) Casian. 1. 4 de Instit. renuntiantium, c. 8.

y acomodaros con todos, para ganarlos á todos, como hacia S. Pablo. No es espíritu de Religion ni de perfeccion, atraerse uno á los de su condicion y humor, y que á vos que sois colérico, os cuadre solamente el colérico; y á vos que sois flemático, os dé en rostro el colérico; y mucho menos lo será el atarse uno á los de su nacion. ¿No tendriais por gran infelicidad tener unos ojos que solamente pudiesen ver un color? Pues mucho mayor infelicidad es tener una voluntad tan corta, y tan mal dispuesta, que solamente se incline á los de su nacion, ó à los de su condicion. La caridad todo lo abraza, porque ama al prójimo por Dios, y para Dios; y asi no hace diferencia del barbaro, ó scita, ó cualquier otra suerte de personas: Ubi non est Gentilis, et Judæus, circumcisio, et præputium, Barbarus, et Scytha, servus, et liber; sed omnia, et in omnibus Christus. Ad Colos. c. 3, v. 11. A todos los querria meter en sus entrañas, porque los mira como á hijos de Dios y hermanos de Cristo: pues para

esto bien se ve cuan necesaria sea la mortificacion.

Fuera de esto para conservar entre nosotros la union y caridad fraterna que tanto nos dejó encomendada el Señor, Joann. c. 13, v. 35, que en ella quiere, que nos conozcan por discipulos suyos, nos es muy necesaria la mortificacion; porque lo que hace la guerra á esta union y á esta union y caridad fraterna, es buscarse uno á

sí mismo sus gustos y comodidades, su honra y estimacion. Entre cada uno dentro de sí, y verá, que cada vez que falta en la caridad, es por buscar y pretender para sí algo de esto, ó por no perderlo, ni ceder de ello. Pues la mortificacion es la que quita todo eso, y allana el camino para la caridad, que no se busca á sí: Non quærit quæ sua sunt. 1 ad Cor. c. 13, v. 5. Y asi dice S. Ambrosio, lib. officior. c. 3: Si quis vult placere omnibus per omnia, quærat, non quod sibi utile est, sed quod multis, sicut quærebat, et Paulus: El que quiere agradar y dar contento á todos, busque en todas las cosas, no su utilidad y provecho, sino la utilidad y provecho de sus hermanos, como hacia el Apóstol, y nos amonesta á nosotros que lo hagamos: Non quæ sua sunt singuli considerantes, sed ea quæ aliorum. Ad Philip. c. 2, v. 6,

CAPITULO VII. De dos maneras que hay de mortificacion y penitencia, y como ambas las abraza y usa la

Compañía.

El glorioso Agustino (a) sobre

aquellas palabras de S. Mateo c. 11, v. 12: A diebus autem Joannis Baptistæ regnum cœlorum vim patitur, et violenti rapiunt illud, dice: Duo sunt abstinentiæ, et crucis genera, unum corporale, aliud spirituale: Dos maneras hay de penitencias y de mortificacion, una corpo

(a) Aug. ser. 20 de Sanctis, et primo de S. Joanne Baptista.

ral, que castiga y aflige el cuerpo, y esta es la que llamamos penitencia esterior, como disciplinas, ayunos, cilicio, mala cama, comida pobre, vestido áspero, y otras cosas semejantes que afligen y castigan la carne, y le quitan su regalo y deleite. Otro género hay de mortificacion y penitencia espiritual mucho mas escelente y levantado que el primero: Alterum genus est pretiosius, et sublimius, scilicet regere motus animi, litígare quotidie contra vitia sua, increpare se quadam censura austeritatis, et virtutis, et rixam quodam modo cum homine interiore conserere: El segundo género de mortificacion, dice el glorioso S. Agustin, es mas precioso y subido, que es regir y gobernar los movimientos de nuestro apetito, andar uno cada dia peleando contra sus vicios y malas inclinaciones, andar negando siempre su propia voluntad, quebrantando su propio juicio, venciendo su ira, reprimiendo su impaciencia, refrenando su gula, ojos, lengua, y todos sus sentidos y movimientos: Hæc sy qui facit, prærupto passionis muro, violenter ad cœlorum regna conscendit: El que hace esto, rompiendo el muro de su carne, y de sus pasiones y apetitos, sube y en

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mera; porque domar el espíritu, y hollar la honra y estimacion, mucho mas es que afligir la carne, y tomar disciplinas y cilicios. Y asi como esta penitencia es mas escelente y preciosa, asi tambien es mas dificultosa, y nos ha de costar mas, porque lo que es mas, mas cuesta. Esta doctrina es tambien de S. Gregorio en muchos lugares, y de S. Doroteo, y otros Santos. (b)

Estas dos maneras de penitencia abraza y usa la Compañía. Cuanto á la primera, aunque nuestro Padre no quiso dejar tasadas y determinadas por regla penitencias ordinarias, que por obligacion se hubiesen de tomar, sino que el modo de vivir en la Compañía fuese comun en lo esterior por justos respetos; pero dejó por otra via muy buen recaudo de esto, como luego dirémos. (c) Muchos justos respetos tuvo nuestro santo Padre para estatuir y ordenar, que el modo de vivir en la Compañia fuese comun en lo esterior, porque los medios han de ser proporcionados con su fin: y como el fin de la Compañía es no solamente atender á su propio aprovechamiento, sino tambien á la salud y aprovechamiento de los prójimos, convino mucho que tuviesemos un hábito comun de clérigos honestos, para tener mas entrada en todo género de gentes; porque asi como los Religiosos giosos somos Religiosos, con los

(b) Greg. 1. 32 mor, c. 17; et l. 6, c. 15; et sup. librum 1 Reg. c. 2. Dorot, serm. 1. (c) Cap. 1 exa. § 6; et 6 p. const. c. 2, § 15, et 16.

clerigos somos clerigos, con los legos no traemos habito diferente de los clérigos legos: fuera de que la Compañía se instituyó en tiempo de Lutero, cuando los hereges abominaban los Religiosos, y sus hábitos; y para tener entrada con ellos para disputar y convencerlos (que es propio de nuestro instituto) convino, que no tuviesemos hábito particular, distinto de los otros clérigos honestos, porque por él fuéramos aborrecidos de los hereges, antes que los comenzáramos á tratar, y asi se impidiera una de las principales partes para el fin, para el cual Dios instituyó la Compañía; y mas si trajeramos habito aspero, el otro pecadorazo por ventura no se atreviera á llegar á vos, pensando que asi habíades de ser áspero con él. Pues sea un hábito comun, recibido de todos, para que asi tengamos mas fácil entrada con todo género de gente, y no tenga nadie horror de tratar con nosotros; quiso nuestro santo Padre que aun en el hábito nos hiciesemos todo á todos, para que asi los ganasemos mejor á todos, imitando en esto el ejemplo de Cristo nuestro Redentor, de quien dice san Agustin contra Faustum, y lo trae santo Tomás, 3 p. q. 40, artic. 2, que por acomodarse mas al trato y comunicacion con los hombres, y para mayor provecho de ellos, escogió antes una medianía en lo esterior, que la aus

teridad y aspereza del Bautista.

*

Cuanto á las demas penitencias esteriores, aunque no las dejó tasadas y determinadas por regla; pero hay regla viva, que el superior señala á cada uno las que ha menester. Dice nuestro santo Padre, que estas se pueden tomar en dos maneras, ó las que cada uno eligiere para aprovecharse mas en espíritu, con aprobacion empero del superior, ó cuando el superior obligare á ellas por el mismo fin. * Esto juzgó por mas conveniente en la Compañía, que determinarlas por regla. (d) Lo uno, porque la regla muerta no podia ser igual en todos, porque no todos tienen iguales fuerzas para esas penitencias: y si hubiera una cosa comun para todos, el que no podria tanto, viviera desconsolado por no poder andar con todos. Asi como no conviene una medicina, ni un mismo gobierno y régimen para todos los enfermos; asi tampoco pueden convenir para todos unas mismas penitencias; porque unas convienen para él mozo, otras para el viejo; unas para el enfermo, otras para el sano; unas para el que entró inocente, otras para el que entró hecho una criva, como dicen, de heridas. Y asi dicen S. Agustin, y S. Basilio, (e) que no se maraville nadie de que no se guarde con todos un modo en la Religion, y unos hagan mas penitencia que otros; porque la igualdad en esto

(d) Cap. 1 exa. §6, et reg. 4 summa const. (e) August. in regul. Basil. in const. monast. cap. 5, et in reg, fusius disp. interrog. 19.

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