Obrázky na stránke
PDF
ePub

perfectísimo grado de humildad, pues es una verdad de fe tan llana. Asi parece á prima faz, mirándolo superficialmente y á sobre haz, á sobre haz, parece fácil; pero no es sino muy dificil.

Dice Casiano: coll. 2 de castit. & 17 inter coll. A los que comienzan, paréceles cosa fácil el no atribuírse nada á sí, y el no estribar, ni confiar en su industria y diligencia, sino referirlo y atribuirlo todo á Dios; pero no es sino muy dificultoso; porque como nosotros ponemos tambien algo de nuestra parte en las buenas obras: Dei enim sumus adjutores, 1 ad Cor. c. 3, v. 9, dice S. Pablo, como obramos nosotros tambien, y concurrimos juntamente con Dios, luego tacitamente y casi sin sentirlo estribamos y confiamos en nosotros mismos, y se nos entra una presuncion y soberbia secreta, pareciéndonos, que por nuestra diligencia é industria se hizo esto ó lo otro y asi luego nos engreímos y envanecemos, y nos alzamos con las obras que hacemos, como si por nuestras fuerzas las hubiésemos hecho, y como si fuesen solo nuestras. No es tan fácil este negocio como parece: bástanos saber que los Santos ponen este por perfectísimo grado de humildad, y dicen que es humildad de grandes, para que entendamos, que hay en ello mas dificultad y perfeccion de lo que parece. Recibir uno grandes dones de Dios, y obrar grandes cosas, y saber dar á Dios la gloria de ello, co

mo se debe, sin atribuírse á sí cosa alguna, ni tomar de ello algun vano contentamiento, cosa es de mucha perfeccion. Ser honrado y alabado por santo, y no se le pegar al corazon la honra y estimacion, mas que si no tuviera nada, cosa es dificultosa, y que pocos la alcanzan: mucha virtud es menester pa

ra eso.

Dice S. Crisóstomo, que andar entre honras, y no pegarse nada al corazon del honrado, es como andar entre hermosas mugeres, sin alguna vez mirarlas con ojos no castos. Cosa dificultosa y peligrosa es esa, y mucha virtud es menester para ella. Para andar en alto, y no se desvanecer, buena cabeza es menester: no todos tienen cabeza para andar en alto, no la tuvieron los Angeles en el cielo, Lucifer y sus compañeros: y asi se desvanecieron y cayeron en el abismo del infierno. Ese dicen que fue el pecado de los Angeles, que habiéndolos Dios criado tan bellos y tan hermosos, con tantos dones naturales y sobrenaturales: In veritate non stetit: No estuvieron en Dios, ni le atribuyeron á él la gloria de todo, sino estuviéronse en sí: no porque entendiesen que tenian de sí aquellas cosas, que bien sabian que todas venian de Dios, y que de él dependian, pues conocian que eran criaturas; sino como dice el profeta Ezequiel: c. 28, v. 17: Eleva tum est cor tuum in decore tuo, perdidisti sapientiam tuam in decore tuo: Envaneciéronse en su hermosura,

pavonearonse en aquellos dones que habian recibido de Dios, y deleitáronse en ellos, como si los tuvieran de sí no los refirieron ni atribuyeron todos á Dios, dándole á él la gloria y honra de ello, sino que se desvanecieron ensalzándose y contentándose vanamente de sí mismos, como si de sí tuvieran el bien. De manera que aunque con el entendimiento conocian, que la gloria se debia á Dios, robabansela con la voluntad, y atribuíansela á sí. Ved como no es tan fácil como parece este grado de humildad; pues à los mismos Angeles les fue tan dificultoso, que cayeron de la alteza en que Dios les habia puesto, por no saber conservarse en él. Pues si los Angeles no tuvieron cabeza para andar en alto, sino que se desvanecieron y cayeron; mas razon tenemos nosotros de temer, no nos desvanezcamos, puestos y levantados en alto; porque somos tan miserables los hombres, dice el profeta David, Psal. 36, v. 20, que como humo nos desvanecemos: Mox ut honorificati fuerint, & exaltati, deficientes, quemadmodum fumus deficient. Asi como el humo mientras mas alto sube, mas se deshace y desaparece; asi el hombre miserable y soberbio, mientras mas le honran y suben á mas alto estado, mas se desvanece.

¡O qué bien, y cuan á punto nos avisó de esto Cristo nuestro Redentor! Cuenta el sagrado Evangelio, , que habiendo enviado á los setenta y dos discípulos á predi

car,

volvieron ellos muy contentos y ufanos de su mision, diciendo: ¡0 Señor, que habemos hecho maravillas, aun hasta los demonios se rendian y nos obedecian en vuestro nombre ! Respóndeles el Redentor del mundo con gran severidad: Videbam Satanam sicut fulgur de Calo cadentem: Luc. c. 10. Guardáos del vano contentamiento, mirad que por eso cayó Lucifer del cielo; porque en aquel estado alto en que fue criado, se contentó vanamente de sí mismo, y de los dones que habia recibido, y no atribuyó á Dios la gloria y honra como debia, sino que se quiso alzar con ella. No os acontezca á vosotros lo mismo: no os desvanezcais con las maravillas y cosas grandes que haceis en mi nombre, ni tomeis vano contentamiento en eso. A nosotros dicen estas palabras: Mirad no os ensoberbezcais de que por vuestro medio se hace mucha hacienda en los prójimos, y se ganan muchas almas. Guardáos, no tomeis algun vano contentamiento del aplauso y opinion de los hombres, y del mucho caso que hacen de vos. Mirad no os alceis con algo, y se os pegue al corazon la honra y estimacion; porque eso es lo que hizo caer á Lucifer, y lo que de Angel le hizo demonio. En lo cual veréis, dice S. Agustin, cuan mala cosa es la soberbia, pues de Angeles hace demonios: y por el contrario, cuan buena es la humildad, que hace á los hombres semejantes á los Ange

.

les santos: Humilitas homines sanctis Angelis similes facit: & superbia dæmones ex Angelis fecit. (c)

CAPÍTULO XXXI.

Déclarase en qué consiste el tercero grado de humildad.

conocer y ejercitar eso practicamente, y en estar tan llenos y tan asentados en esto, como si lo viesemos con los ojos, y tocasemos y palpasemos con las manos. Lo cual dice S. Ambrosio, (a) que es particularísimo dón y merced grande de Dios. Y trae para esto

No habemos acabado de decla- quello de S. Pablo: Nos autem

rar bien en qué consiste este tercero grado de humildad, y asi será menester declararlo un poco mas, para que mejor podamos ponerlo por obra, obra, que es lo que pretendemos. Este grado de humildad, dicen los Santos, que consiste en saber distinguir entre el oro que nos viene de Dios, de sus dones y beneficios, y entre el lodo y miseria que somos nosotros, y dar á cada uno lo que le pertenece: atribuir á Dios lo que es de Dios, y á nosotros lo que es nuestro y que todo esto sea practicamente, en lo cual está todo el punto de este negocio. De manera que no consiste la humildad en conocer especulativamente, que de nosotros no podemos ni valemos nada, y que todo el bien nos ha de venir de Dios, y que él es el que obra en nosotros, el querer, y el comenzar

[blocks in formation]

non spiritum hujus mundi accepimus, sed spiritum qui ex Deo est, ut sciamus, quæ à Deo donata sunt nobis: 1 ad Cor. c. 2, v. 12. Nosotros habemos recibido, no el espiritu de este mundo, sino el espíritu de Dios, para que conozcamos y sintamos los dones que habemos recibido de su mano. Sentir y reconocer uno los dones que ha recibido de Dios, como agenos, y como recibidos recibidos y dados de la liberalidad y misericordia de Dios, es particular don y merced suya. Y el Sabio Salomón dice, que esta es suma sabiduría: Et ut scivi, quoniam aliter non possem esse continens, nisi Deus det, & hoc ipsum erat sapientiæ, scire cujus esset hoc donum: Sapient. c. 8, v. 21. Otra letra dice: Et hoc ipsum erat summa sapientia: Entender y conocer prac ticamente, que el ser continente no es cosa que podemos nosotros alcanzar por nuestras fuerzas, y que no basta ningun trabajo ni industria nuestra para esto, sino que es don de Dios, y que nos ha de venir de su mano, es suma sabiduria. Pues en esto que S. Pablo dice,

(c) Aug. 1. seu exhor. de salute mon. ad quemdam comitem c. 18.
(a) Ambros. epist. 84 ad sacram Virginem Demetriadem.

que es particular dón y merced de Dios, y Salomón suma sabiduría, consiste este grado de humildad: Quid habes, quod non accepisti? Si autem accepisti, quid gloriaris quasi non acceperis? I ad Cor. c. 4, v. 7. ¿Qué tienes, que no lo hayas recibido, y sea ageno? Dice el Apóstol S. Pablo, todo cuanto bien tenemos es recibido y ageno; de nosotenemos bien ninguno. Pues si lo has recibido, y es ageno, ¿por qué te glorías como sino lo hu bieses recibido, y como si fuese tuyo propio?

tros no

Esta era la humildad de los Santos, que con estar enriquecidos de dones y gracias de Dios, y haberles él levantado á la cumbre de la perfeccion, y con eso á grande honra y estimacion del mundo, con todo eso se tenian ellos por tan viles en sus ojos, y se quedaba su ánima tan entera en su bajeza y humildad, como sino tuviera nada de aquellos dones. No se les pegaba ninguna vanidad en su corazon, ni cosa alguna de aquella honra y estima en que el mundo los tenia, porque sabian bien distinguir entre lo que era ageno, y lo que era suyo propio; y asi todos los dones, honras y estimacion lo miraban como cosa agena, y recibida de Dios, y á él le daban y atribuían toda la gloria y alabanza de ello, quedándose ellos enteros en su bajeza, mirando que de sí no tenian nada, ni podian bien alguno: y de aí les venia, que aunque todo el imundo los ensalzase, ellos no se

ensalzaban, ni se tenian por eso en mas, ni se les pegaba nada de aquello al corazon, sino parecíales que aquellas alabanzas no decian ni hablaban con ellos, sino con otro á quien pertenecian, que es Dios, y en él y en su gloria ponian su gozo y contento.

Y asi con mucha razon dicen ser esta humildad de grandes y perfectos varones. Lo primero, porque presupone grandes virtudes y dones de Dios, que es lo que hace á uno grande delante de él. Lo segundo, porque ser uno verdaderamente grande delante de los ojos de Dios, y muy aventajado en virtud y perfeccion, y por eso tenido y estimado en mucho de Dios, y de los hombres, y tenerse él por pequeño y vil en sus ojos, es grande y maravillosa perfeccion y de eso es lo que se maravillan S. Crisostomo y S. Bernardo de los Apóstoles y otros, que con ser tan grandes Santos, y tan encumbrados en dones de Dios, y haciendo su Magestad por ellos tantas maravillas y milagros, y resucitando muertos, y siendo por eso tan estimados de todo el mundo, con todo eso se quedasen ellos tan enteros en su humildad y bajeza, como sino tuvieran nada de aquello, y como si otro hiciera aquellas cosas, y no ellos, y como si toda aquella honra, estima y alabanza fuera agena, y se hiciera á otro, y no á ellos. Dice S. Bernardo: Non magnum est esse humilem in abjectione: magna prorsus, & rara virtus,

CAPÍTULO XXXII.

Declarase mas lo sobredicho.

humilitas honorata: hom. 4 super. Miss. est. No es mucho buinillarse uno en la pobreza y abatimiento; porque eso de suyo ayuda á conocerse y tenerse en lo que es; pero

que uno sea honrado y estimado de Habemos dicho, que el tercero

todos, y tenido por santo, y por varon admirable, y se quede él tan entero en la verdad de su bajeza y de su nada, como sino hubiera nada de aquello en él; esa es rara y escelente virtud, y cosa de grande perfeccion.

En esto dice S. Bernardo, serm 13 super Cant., conforme al mandamiento del Señor, su luz luce y resplandece delante de los hombres, para glorificar, no á sí mismos, sino á su Padre celestial que está en los cielos. Matth. c. 5, v. 16. Estos son verdaderos imitadores del Apóstol S. Pablo, 2 ad Cor. c. 4, v. 5, y de los predicadores evangélicos, que no se predican á sí mismos, sino á Jesucristo. 2 ad Cor. c. 12, v. 14. Estos son buenos y fieles siervos, que no buscan sus comodidades, ni se alzan con cosa alguna, ni se atribuyen nada á sí, sino todo lo atribuyen fielmente á Dios, y á él le dan la gloria de todo y asi oirán de la boca del Señor aquellas palabras del Evangelio: Euge serve bone, et fidelis, quia super pauca fuisti fidelis, supra multa te constituam: Matth. c. 25, V. 21. Alegrate siervo bueno y fiel, que porque fuiste fiel en lo poco, te constituiré sobre lo mucho.

:

grado de humildad es cuando uno teniendo grandes virtudes y dones de Dios, estando en grande honra y estimacion, no se ensoberbece en nada, ni se atribuye á sí cosa alguna, sino todo lo refiere y atribuye á su misma fuente, que es Dios, dándole á él la gloria de todo, y quedándose él entero en su bajeza y humildad, como si no tuviese ni hiciese nada. No queremos por esto decir, que nosotros no obremos tambien, y tengamos parte en las buenas obras que hacemos, que esto sería ignorancia y error. Claro está que nosotros y nuestro libre alvedrío concurre y obra juntamente con Dios en las buenas obras: porque libremente da el hombre su consentimiento en ellas, y por eso obra el hombre, pues que de su voluntad propia y libre quiere lo que quiere, y obra lo que obra, y en su mano está no obrar. Antes eso es lo que hace tan dificultoso este grado de humildad; porque por una parte habemos nosotros de hacer todas nuestras diligencias, y poner todos los medios que pudieremos, para alcanzar la virtud, y para resistir á la tentacion, y para que el negocio suceda bien, como si ellos solos bastasen para ello. Y por otra, despues de haber hecho eso, habemos de

« PredošláPokračovať »