Obrázky na stránke
PDF
ePub

Cuando murió Jacob, dice la sagrada Escritura, Gen. c. 50, v. 15, que fueron sus hijos á su hermano José, temerosos, no quisiese vengar entonces las injurias, que en vida del padre no habia vengado. Y dijeronle: nuestro padre, á la hora de su muerte no deseó para sus hijos otro mayor bien, sino que su hermano les perdone, y se olvide de las injurias pasadas: y nosotros tambien os suplicamos, que perdoneis á vuestro padre esta maldad: (c) Nos quoque oramus ut servo Dei patri tuo dimittas iniquitatem hanc. Es mucho de notar, que las injurias no las habia hecho el padre; mas el amor paternal los yerros de sus hijos hace suyos. Asi Cristo nuestro Redentor, por el grande amor que nos tuvo, los yerros y pecados nuestros hizo suyos; porque se cargó de ellos, y salió por fiador nuestro : Posuit dominus in eo iniquitatem omnium nostrum. Et iniquitates eorum ipse por tabit, dice Isaias: c. 35, v. 6, et 11. Pues vamos nosotros con esta misma embajada y peticion al Padre Eterno, y digamosle: Padre Eterno, perdonad estos mis pecados à vuestro Hijo Jesucristo, que no dejó él cosa mas encomendada á la hora de su muerte: Pater dimitte illis, non enim sciunt, quid faciunt. Luc. c. 23, v. 34. ¿Pues quién con esto desconfiará de ser perdonado? Habemus sanguinis aspersionem melius loquentem quàm Abel, ad Hebr. c. 22, v. 24, dice el Apóstol S. Pa

blo: Tenemos la sangre de Cristo, que está clamando y dando voces por nosotros, mejor que la de Abel; porque aquella clamaba pidiendo venganza, pero la sangre de Cristo está clamando misericordia para aquellos por quien se derramo, y para aquellos mismos que la derramaron. Pues cuando el demonio os pusiere delante la muchedumbre de vuestros pecados y miserias, para haceros desmayar y desconfiar, poned vos los ojos en Jesucristo : imaginad, que él os toma luego por la mano, y os lleva delante de su Padre, y que responde y habla por vos, como abogado y procurador vuestro: y que cubre vuestra confusion y vergüenza con los méritos y servicios que á su Padre hizo: y conesto cobraréis luego otro nuevo corazon, y vuestra desconfianza se mudará en esperanza, y vuestra tristeza en alegría; porque él es nuestra justicia, satisfaccion y redencion, como dice el Apóstol : Qui factus est nobis justitia, & sanctificatio, & redemptio. I ad Cor. c. 1, v. 30.

S. Ambrosio, 1. 3 de virgin., dice: Omnia igitur habemus in Christo, & omnia Christus est nobis. Si vulnus curare desideras, medicus est. Si febribus æstuas, fons est. Si gravaris iniquitate, justitia est. Si auxilio indiges, virtus est. Si mortem times, vi. ta est. Si cœlum desideras, via est. Si tenebras fuges, lux est. Si cibum quæris, alimentum est: Todas las cosas

(c)Vulgata correcta legit, ut servis Dei Patris tui,

tenemos en Cristo, y todas ellas nos es Cristo. Si deseais ser curado de vuestras llagas, médico es. Si ardeis con calenturas, fuente es. Si os fatiga la carga de los pecados, justicia es. Si teneis necesidad de ser ayudado, fortaleza es. Si temeis la muerte, vida es. Si deseais ir al cielo, camino es. Si quereis huír las tinieblas, luz es. Si teneis necesidad de manjar, mantenimiento es. Todo lo que deseåredeis y hubiéredeis menester hallareis en él. Y en otra parte dice: Si in te insurrexerit lupus, petram cape, et fugit, petra tua Christus est: si ad Christum confugias, fugit lupus, nec terrere te poterit. Hanc petram quæsivit Petrus, cum titubaret in fluctibus, et invenit quod quæsivit, quia dexteram amplexus est Christi: Amb. 1.6 exam. c. 4. Si se levantáre contra vos el lobo, tomad la piedra, que es Cristo; si acudís á él, huirá el lobo, y no os podrá ni aun espantar, cuanto mas hacer mal. A esta piedra acudió S. Pedro, cuando en medio de las olas comenzó á temer, y luego halló lo que buscaba; porque le tomó Cristo de la mano, y le libró del peligro.

S. Gerónimo, sobre aquello de S. Pablo: ad Ephes. c. 6, v. 10. De cætero fratres confertamini in Domino, et in potentia virtutis ejus induite vos armaturam Dei, ut possitis stare adversus insidias diaboli: Hermanos mios, de aquí adelante confortaos en el Señor, y en el poder de su virtud, y vestios de las armas de Dios, para que podais resistir á las

TOM. II.

asechanzas y tentaciones del demonio dice, que de lo que luego se sigue, y de todo lo que en la sagra da Escritura hallamos de Cristo nuestro Redentor, se colige claramente, que todas las armas de Dios, de que nos manda vestir aquí el Apóstol, son Cristo nuestro Redentor. De manera que es lo mismo decir: Vestios todas las armas de Dios; como si dijera: Vestios de Jesucristo. Y va probando, como Cristo es nuestra loriga, y nuestra zelada, y nuestro arnés, y nuestro escudo y nuestra espada de dos filos: Utraque parte acuta: Apoc. c. 1, v. 16; &c. 2, v. 22, y todo lo demas. Y así las armas que nos habemos de vestir, y con que nos habemos de armar, para resistir á todas las tentaciones del demonio, y para defendernos de todos sus engaños y asechanzas, y salir con victoria, son la virtud de Cristo. De manera que todas las cosas nos es Cristo, y todas las tenemos en él. Y para que mejor entendamos esto, la Escritura divina le atribuye innumerables nombres y títulos, llamándole Rey, Maestro, Pastor, Sacerdote, Médico, Amigo, Padre, Hermano, Esposo, Luz, Vida, Fuente y otros semejantes. Así como el Apóstol dice, que en él estan cerrados todos los tesoros de la sabiduría y ciencia del Padre: In quo sunt omnes thesauri sapientiæ et scientiæ absconditi: Ad Colos. c. 2, v 3: así tambien en él estan encerrados todos nuestros tesoros y riquezas; 24

porque en él está librado todo nuestro bien y remedio; y todas nuestras obras, si tienen algun inerecimiento, es por él: teñidas en su sangre, son de valor; como le fue dicho á S. Juan en el Apocalipsi, c. 7, v. 13, de aquella tan grande multitud que vió estar ante el trono de Dios, que no se podia contar, vestidos con vestiduras blancas y resplandecientes, y con palmas en sus manos: estos son los que lavaron sus vestiduras, y las blanquearon con la sangre del Cordero. Todos nuestros bienes son unos como pedazos y sobras de las riquezas de Cristo. Todos los bienes y dones que nos vienen, nos vienen por medio de él, y por sus merecimientos. Por él somos libres de las tentaciones y de los peligros; por él alcanzamos todas las virtudes: finalmente, todo lo tenemos en Cristo, y todo lo habemos de alcanzar por Cristo, y todo se lo habemos de atribuir á Cristo: Y así la Iglesia remata y concluye todas las oraciones y peticiones, diciendo: Per Dominum nostrum Jesum-Christum; conformne á aquello del Profeta: Ps. 83, v. 10. Protector noster aspice Deus, et respice in faciem Christi tui: Señor, concedednos esto por Jesucristo vuestro Hijo: perdonad nuestros pecados, por el amor que le teneis, pues murió por ellos en una cruz: poned los ojos en aquellas llagas que por nosotros padeció: y tened de nosotros misericordia. Si los servicios de Abrahan, Jacob y Da

vid, bastaban en el acatamiento de Dios, para aplacarle y tenerle la mano que no castigase su pueblo; y no solo para eso, sino para que por respeto de ellos les hiciese muchos favores y mercedes, como vemos que el Señor lo hacia à cada paso: Propter servum meum Jacob, et Israël electum meum, et propter David servum meum : Isai. c. 54, v. 4; & 4 Reg. c. 9. v. 34; ¿cuánto mas hará el Padre Eterno por Jesucristo su Hijo, en el cual tanto se agradó? In quo mihi benè complacui. Matth. c. 17, v. 5. Y así dice el Apóstol S. Pablo: Gratificavit nos in dilecto filio suo. Ad Ephes. c. 1, v. 5. Y el mismo Cristo dice y nos asegura, que cualquier cosa que pidieremos al Padre en su nombre, se hará, para que el Padre sea glorificado en el Hijo: Quodcumque petieritis Patrem in nomine meo, hoc faciam, ut glorificetur Pater in Filio. Joan. c. 14, v. 13.

¡O con cuánta razon dijo el Angel á los pastores el dia que nació este Señor, y en ellos á nosotros! Ecce enim evangelizo vobis gaudium magnum, quod erit omni populo, quia natus est vobis hodie Salvator, qui est Christus Dominus: Luc. c. 2, v. 10. Traigoos una nueva de grande gozo y alegria para todo el pueblo, que ha nacido hoy el Salvador para vosotros, que es Cristo nuestro Señor. Y no es un gozo este, sino muchos gozos, y muchos bienes. Pregunta Origenes: ¿por qué diciendo Isaías, c. 52, v. 7, en singu. lar, anuntiantis bonum; refirien

do S. Pablo este lugar, dice en plural: Evangelizantium bona? Ad Rom. c. 10, v. 13. Y responde: Porque Jesucristo, no es solo un bien, sino todos los bienes. El es nuestra salud, nuestra vida, nuestra resurreccion, luz del mundo, verdad, camino, puerta del cielo, sabiduría, poder y tesoro de todos los bienes. Para nosotros nació, y murió, para que nosotros vivamos. Para nosotros resucitó, para que nosotros resucitemos. Para nosotros subió á los cielos: Vado parare vobis locum, Joan. c. 14, v. 2, dijo él: Et expedit vobis, ut ego vadam. Joan. c. 11, v. 7. Voy á prepararos el lugar, y convieneos á vosotros que vaya. De allí nos envió el Espíritu Santo: Dedit dona hominibus: Ad Ephes. c. 4, v. 4. Y allí donde está sentado á la diestra del Padre, nos está haciendo continuos favores y mercedes. Dice S. Cipriano, que para eso tambien le que daron abiertos los agujeros de las llagas, para mostrar que los caños quedaron como fuentes, manando tesoros y gracias, siempre estan manando con grandísima liberalidad y no se pueden agotar: Manus ejus tornatiles aureæ, plena hiacinthis: Cant. c. 5, v. 14. Tiene manos de oro, y llenas de piedras preciosas, y como es maniroto, cuélanse por aquellos agujeros los dones. Pues concluyamos con lo que concluye el Apóstol S. Pablo: Habentes ergo Pontificem magnum qui penetravit cœlos, Jesum filium Dei: Ad Hebr. c. 4, v. 14 & 16. Te

niendo un Pontífice, y un medianero é intercesor tan grande como á Jesucristo, Hijo de Dios, que penetró los cielos, y está sentado á la diestra del Padre, y es igual con él: Adeamus cum fiducia ad Tronum gratiæ ejus ut misericordiam conse. quamur, et gratiam inveniamus in auxilio opportuno: Acudamos al trono de la gracia y misericordia de Dios con grande confianza, que alcanzarémos perdon.

Del bienaventurado S. Bernardo se lee en su historia, que en una enfermedad grave que tuvo, se arrobó, y estando como en extasis, le pareció que le llevaban delante del tribunal de Dios, y que el demonio le acusaba allí, y le hacia sus cargos, diciendo, que no era merecedor de la gloria. Respondió el Santo: Yo confieso que no soy digno de la gloria eterna, mas á mí Señor Jesucristo se le debe, y posee el cielo por dos títulos; lo uno, por ser Unigénito del Eterno Padre, y heredero del reino celestial; y lo otro, por haberle comprado con su sangre, obedeciendo á su Padre hasta la muerte: él se contenta con el primero de estos dos títulos, y ese solo le basta, y del segundo me hace á mi donacion, y en virtud de ella tengo yo derecho al cielo, y así en eso tengo confianza. Con esto quedó el perverso acusador confuso, y aquella forma de juício y tribunal desapareció, y el Santo volvió en sí. Pues en eso habemos de confiar nosotros, y esa ha de ser toda nuestra esperanza.

Jacob vestido de las vestiduras de su hermano mayor, alcanzó la bendicion de su Padre. Vistámonos nosotros de Jesucristo, nuestro hermano mayor, cubrámonos con las pieles de este Cordero sin mancilla, valgámonos de sus méritos y Pasion, y de esta manera alcanzarémos la bendicion del Padre Eterno.

CAPÍTULO II.

Cuan provechosa y agradable sea á Dios la meditacion de la Pasion de Cristo nuestro

Redentor.

el acogernos á pensar en la Pasion de Cristo, y escondernos en sus llagas. Finalmente, para todo haIlarémnos remedio y ayuda en la Pasion de Cristo: In omnibus non inveni tam efficax remedium, quam vulnera Christi, dice S. Agustin: in manual. c. 32. En ninguna cosa hallé tan eficáz remedio como en esto. Y S. Buenaventura, collat. 7, dice: Qui se attente, et devote in sanctissima vita, & Passione Domini exercet, et omnia utilia et necessaria sibi abundanter ibi invenit, nec opus est ut extra Jesum aliquid quærat: El que se ejercita con devocion en la vida y Pasion santísi

El bienaventurado S. Agustin, ma del Señor, allí halla abundan

Ει

como

serm. 32 ad fratres in eremo, dice: Nihil tam salutiferum nobis est, quam quotidie cogitare quanta pro nobis pertulit Deus, et homo: No hay cosa que tan saludable y provechosa nos sea, pensar y considerar cada dia lo que padeció por nosotros el Hijo de Dios. Y S. Bernardo, serm. 62 sup. Cant. dice: No hay cosa tan eficáz para curar las llagas de nuestra conciencia, y purgar y perficionar nuestra alma, como la frecuente y continua meditacion de las llagas de Cristo, y de su muerte y Pasion: Quid enim tàm efficax ad curanda conscientiæ vulnera, nec non ad purgandam mentis aciem, quàm Christi vulnerum sedula meditatio? Y para todas las tentaciones, y especialmente contra las deshonestas, dicen los Santos, que es singularísimo remedio

temente todo lo que ha menester, y fuera de Jesus, no hay que buscar. Y así vemos que los Santos, y siervos de Dios han usado muy continuamente este ejercicio, y por este medio vinieron á alcanzar grande santidad y perfeccion.

Aunque no hubiese en este ejercicio otra cosa, cicio otra cosa, sino acordarnos de Dios, y traer á la memoria los beneficios que de su mano habemos recibido, y estar pensando en ellos, sería de mucha estima y valor delante del Señor: porque condicion es del amor, hacer al que ama, que desee y estime en mucho, que la persona en quien tiene puesto su amor, se acuerde mucho de él, y piense muy a menudo en las buenas obras que de él ha recibido, y que muchas veces trate y hable de estas cosas; y el que de veras ama, se agrada y gusta de ello, mucho

« PredošláPokračovať »