Est ut viro vir latiùs ordinet Descendat in campum petitor; Contendat; illi turba clientium 10 Sortitur insignes et imos; 15 Omne capax movet urna nomen. LIBRO TERCERO. ODA I. Lejos, lejos de mí, gentes profanas; Escuchen los demas con temor santo, Y los reyes acatan A Jove sin igual y sin segundo, Al vencedor de la Titania gente, Al que conmueve con su ceño al mundo. De vides uno allí puebla las cumbres; Su nobleza ostentando Los sufragios del pueblo esotro anhela; Cuál su opinion pondera y sus costumbres, Cuál se apoya en su larga clientela. Sobre el linage todo pesa empero Con ley igual y fija Dura necesidad, fallo de muerte. Cual del último el nombre del primero De la urna ancha y fatal sale á la suerte. Districtus ensis cui super impia Dulcem elaborabunt saporem ; Non avium citharæque cantus Somnum reducent. Somnus agrestium Fastidit, umbrosamque ripam, Desiderantem quod satis est, Nec sævus Arcturi cadentis 20 neque 25 Non verberatæ grandine vineæ, Culpante, nunc torrentia agros Contracta pisces æquora sentiunt, Jactis in altum molibus: huc frequens 35 No sabrán bien los Sículos manjares Vea siempre amagar desnuda espada; De las aves, ni cítara acordada: El sueño, que en la rústica mejilla Suave y blando posa, Y la paz ama de pagiza aldea, Y el fresco valle, y la sombrosa orilla, Que el aliento del céfiro recrea. A aquel que sus deseos enfrenando, Contenta lo preciso, No amedrenta el bramar del golfo oscuro, Sus luces las Cabrillas asomando, Ni escondiendo sus luces el Artúro, Ni frustrando engañoso Las esperanzas de cosecha el suelo, Viene estrecha la tierra al opulento, ¡Vano, estéril afan! La Cuita grave Tras él sin tregua corre; Acósale sin tregua el Temor fiero; Siguen en el caballo al caballero. Quòd si dolentem nec Phrygius lapis, Delenit usus, nec Falerna Vitis, Achæmeniumque costum: Cur invidendis postibus, et novo 45 Sublime ritu moliar atrium? Cur valle permutem Sabina NOTAS. Escaligero y muchos comentadores despues de él creyeron que la primera estrofa de esta pieza no estaba en su lugar, fundando su juicio en que á pesar de la importancia de las verdades contenidas en la oda, no era necesario tomar para anunciarlas, la singular precaucion de alejar á los profanos, y de fijar la atencion de los circunstantes por fórmulas que solo empleaba la religion, y esto, en pocas de sus solemnidades. No es imposible sin embargo que reputase Horacio tan trascendentales y útiles las máximas que iba á establecer sobre la desigualdad aparente y la igualdad real de las diferentes existencias sociales, que creyese poder anunciarlas con una especie de pompa religiosa. Pinta él de una manera tan enérgica el poder de dios y la necesidad de morir; hace contrastar de modo los terrores de la tiranía con las dulzuras de un sueño tranquilo, las mezquindades de la avaricia con las prodigalidades del lujo, y el ánsia de gozar con la insuficiencia de los goces y con las inquietudes á que ellos condenan, que escusa, sino justifica la arrogancia del lenguage, ó el esceso de la precaucion. De uno ú otro modo, sentencias magníficas, versos armoniosos, brillantes imáge |