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Capítulo XVIII.

Prision de Jesucristo. Es conducido á Anás y á Caiphás. Responde al pontifice, y recibe una cruel bofetada. San Pedro le niega tres veces. Es presentado á Pilato, á quien declara que su reino no es de este mundo. Pilato quiere salvar al Señor: mas el pueblo pide con instancia que suelte á Barrabas, y que haga morir á Jesucristo.

1 Hæc cùm dixisset Jesus, egressus est cum discipulis suis trans torrentem Cedron, ubi erat hortus, in quem introivit ipse, et discipuli ejus.

2 Sciebat autem et Judas, qui tradebat eum, locum: quia frequenter Jesus convenerat illuc cum discipulis suis.

3 Judas bergo cùm accepisset cohortem, et à pontificibus, et pharisæis ministros, venit illuc cum laternis, et facibus, et armis.

4 Jesus itaque sciens omnia, quæ ventura erant super eum, processit, et dixit eis: ¿Quem quæritis?

5 Responderunt ei: Jesum Nazarenum. Dicit eis Jesus: Ego sum. Stabat autem et Judas, qui tradebat eum, cum ipsis.

6 Ut ergo dixit eis: Ego sum: abierunt retrorsum, et ceciderunt in terram.

7 Iterum ergo interrogavit eos: ¿ Quem quæritis? Illi autem dixerunt: Jesum Nazarenum.

8 Respondit Jesus: Dixi vobis, quia ego sum : si ergo me quæritis, sinite hos abire.

9 Ut impleretur sermo, quem dixit : Quia quos dedisti mihi, non perdidi ex eis quemquam.

10 Simon ergo Petrus habens gladium eduxit eum: et percussit pontificis servum et abscidit auriculam ejus dexteram. Erat autem nomen servo Malchus.

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1 Cuando Jesús hubo dicho estas cosas, salió 1 con sus discípulos de la otra parte del arroyo de Cedron en donde habia un huerto, en el cual entró él, y sus discípulos.

2 Y Judas, que lo entregaba, sabia tambien aquei lugar: porque muchas veces concurria allí Jesús con sus discípulos.

3 Judas pues, habiendo tomado una cohorte, y los alguaciles de los pontífices, y de los phariseos, vino allí con linternas, y con hachas, y con armas.

4 Mas Jesús, sabiendo todas las cosas, que habian de venir sobre él, se adelantó, y les dijo: ¿A quién buscais?

5 Le respondieron : A Jesús Nazareno *. Jesús les dice: Yo soy. Y Judas, aquel que lo entregaba, estaba tambien con ellos.

6 Luego pues que les dijo: Yo soy volvieron atrás, y cayeron en tierra 5.

7 Mas les volvió á preguntar: ¿A quién buscais? Y ellos dijeron A Jesús Nazareno.

8 Respondió Jesús: Os he dicho que yo soy pues si me buscais á mí, dejad ir á estos.

9 Para que se cumpliese la palabra, que dijo: De los que me diste, á ninguno de ellos perdí 6.

10 Mas Simon Pedro, que tenia una espada, la sacó: é hirió á un siervo del pontífice: y le cortó la oreja derecha. Y el siervo se llamaba Malchô.

11 Jesús entonces dijo á Pedro: Mete tu espada en vaina. ¿El cáliz, que me ha dado el Padre, no lo tengo de beber 7?

11 Dixit ergo Jesus Petro Mitte gladium tuum in vaginam. ¿Calicem, quem dedit mihi Pater, non bi-la bam illum?

12 Cohors ergo, et tribunus, et ministri Judæorum comprehenderunt Jesum, et ligaverunt eum : 13 Et adduxerunt eum add Annam primùm, erat enim socer Caiphæ, qui erat pontifex anni illius.

14 Erat autem Caiphas e, qui consilium dederat Judæis Quia expedit, unum hominem mori pro populo.

15 Sequebatur autem Jesum Simon Petrus, et alius discipulus. Discipulus autem ille erat notus pontifici, et introivit cum Jesu in atrium pontificis.

1' De la ciudad.

2 Se llamó así de la palabra hebrea 77, tenebroso, oscuro, ó porque sus aguas eran turbias, ó por la sombra que le hacian los muchos árboles que habia á sus dos orillas. Era un torrente que corria entre la ciudad de Jerusalém, y el monte de las Olivas. David, que pasó este mismo torrente huyendo de su hijo Absalón para retirarse al desierto, I Reg. xv, 23, fue una escelente figura de Jesucristo, que le pasó tambien, no para huir de sus enemigos, sino para ponerse en sus manos, y entregarse á la muerte.

3 Era un cuerpo de tropas de quinientos á seiscientos hombres, como si dijéramos un batallon ó escuadron, mandadas por un oficial que los Romanos llamában tribuno, y nosotros podemos llamar coronel. Es muy verosímil, que los pontifices y phariseos le dieran toda esta tropa, temiendo que el pueblo se alborotase para defenderlo. Véase el Cap. XXVI, 5, de S. MATHEO y el xiv, 2, de S. MARCOS.

Ofuscados entre tanta luz, no conocieron al mismo que buscaban, y que veian todos los dias; queriendo el Señor darles á entender con esto, que estaba en su mano el dejarse hallar ó no, como quisiese.

¿Qué se ha hecho, esclama S. AGUSTIN, ese formidable poder de tantas gentes armadas y llenas de furor contra Jesucristo? El mismo se descubre y declara que es aquel á quien buscan: y esta sola palabra los abate y los desarma; porque el que los hablaba era un Dios omnipotente, que sé ocultaba bajo la enfermedad de la carne del hombre.

12 La cohorte pues, y el tribuno, y los ministros de los Judíos prendieron á Jesús, y lo ataron 8:

13 Y lo llevaron primero á Anás, porque era suegro de Caiphás, el cual era pontífice de aquel año.

14 Y Caiphás era el que habia dado el consejo á los Judíos: Que convenía que muriese un hombre por el pueblo.

15 Simon Pedro, y otro discípulo seguian á Jesús 10. Y aquel discípulo era conocido del pontífice, y entró con Jesús en el atrio del pontífice.

6 Estas palabras tomadas del capítulo precedente v. 12, se entienden allí de la pérdida del alma, y aquí de la pérdida de la vida corporal.

7 Como si le dijera: ¿Crees, Pedro, que recibo yo de las manos de los Judíos este cáliz de mi pasíon y de mi muerte? No sin duda. Ellos son los instrumentos por la malicia de su voluntad, y por la corrupcion de su corazon. Mi Padre es el que me lo presenta, para que yo lo beba por la redencion. del universo; no los Judios, que en mi muerte solo pretenden saciar su furor.

8 Los soldados se levantaron de tierra por un efecto sin duda del mismo poder que los derribó. Causa verdaderamente asombro, como no volvieron sobre si aquellos Judíos, que fueron á prender á Jesucristo en vista de un prodigio tan grande: tan estremada era su ceguedad y dureza.

9 Anás habia sido soberano pontifice, y tenia una hija casada con Caiphás, que lo era aquel año. Por respeto á sus canas, á las dignidades que habia obtenido, y á la conexion de parentesco, que tenia con Caiphas, fue sin duda porque le presentaron primero á Jesús. O el mismo Caiphás por deferencia y obsequio á su suegro, ordenó tal vez al comandante de aquella gavilla, que se lo presentase primeramente. 40 En el Cap. XXVI de S. MATHEO se ha hablado ya de la negacion de S. Pedro. Este discípulo creen algunos que fue el mismo S. Juan, que escribe esta historia. S. AGUSTIN Y otros intérpretes sienten, que no se debe afirmar lo que el Evangelista no dice espresamente. Se puede creer tambien

a Matth. XXVI, 36. Marc. xiv, 32. Luc. xxII, 39. п Reg. xv, 23.-b Matth. xxvi, 43. Marc. xiv, 43. Luc. xxu, -c Supra xvi, 12.—d Luc. xxiii, 2.- Supra x1, 49.

47.

16 Petrus autem stabat ad ostium foris a. Exivit ergo discipulus alius, qui erat notus pontifici, et dixit ostiariæ: et introduxit Petrum.

17 Dicit ergo Petro ancilla ostiaria: ¿Numquid et tu ex discipulis es hominis istius? Dicit ille : Non sum.

18 Stabant autem servi, et ministri ad prunas, quia frigus erat, et calefaciebant se: erat autem cum eis et Petrus stans, et calefaciens se.

19 Pontifex ergo interrogavit Jesum de discipulis suis, et de doctrina ejus.

20 Respondit ei Jesus: Ego palam locutus sum mundo ego semper docui in Synagoga, et in templo quò omnes Judæi conveniunt: et in occulto locutus sum nihil.

21 Quid me interrogas? Interroga eos, qui audierunt quid locutus sim ipsis: ecce hi sciunt quæ dixerim ego.

16 Mas Pedro estaba fuera á la puerta. Y salió el otro discípulo, que era conocido del pontífice, y lo dijo á la portera é hizo entrar á Pedro.

17 Y dijo á Pedro la criada portera: ¿No eres tú tambien de los discípulos de ese hombre? Dice él: No soy.

18 Los criados, y los ministros estaban en pié á la lumbre, porque hacia frio, y se calentaban y Pedro se estaba tambien en pié calentándose con ellos. 19 El pontífice pues preguntó á Jesús sobre sus discípulos, y sobre su doctrina.

20 Jesús le respondió: Yo manifiestamente he hablado al mundo: yo siempre he enseñado en la Synagoga, y en el templo, á donde concurren2 todos los Judíos y nada he hablado en oculto.

21¿Qué me preguntas á mí? Pregunta á aquellos, que han oido lo que yo les hablé : he aquí estos saben lo que yo he dicho.

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22 Hæc autem cum dixisset, unus assistens ministrorum dedit alapam Jesu, dicens: ¿Sic respondes pontifici?

23 Respondit ei Jesus: Si malè locutus sum, testimonium perhibe de malo: si autem benè, ¿quid me cædis?

24 Et misit eum Annas ligatum ad Caipham pontificem.

25 Erat autem Simon Petrus stans, et calefaciens on algun fundamento que fue alguno de los discípulos oculos del Señor.

1 El Griego: avopariar жexonxóτes, encendiendo fuego. 2 El Grieg: ivtors, de todas partes.

3 Misit. Este es un hebraismo: el pretérito perfecto por

22 Cuando esto hubo dicho, uno de los ministros que estaban allí, dió una bofetada á Jesús, diciendo: ¿Asi respondes al pontífice?

23 Jesús le respondió: Si he hablado mal, da testimonio del mal: mas si bien, ¿por qué me hieres? 24 Y Anás lo envió atado al pontífice Caiphás.

25 Estaba pues allí en pié Simon Pedro calentándo

el pluscuamperfecto; porque los Hebreos carecen de este tiempo: habia enviado. Otros intérpretes toman el misit en su propio tiempo, envió. Todo lo que aquí se refiere desde el v. 19, se cree haber acaecido en casa de Anás, adonde primeramente llevaron al Señor: v. 13.

a Matth. XXVI, 58. Marc. xiv, 54. Luc. xxII, 55.-b Matth. xxvI, 57. Marc. xiv, 55. Luc. XXI, 54.

sea. Dixerunt ergo ei: Numquid et tu ex discipulis | se. Y le dijeron: No eres tú tambien de sus discípuejus es? Negavit ille, et dixit : Non sum. los? Negó él, y dijo: No soy.

26 Dicit ei unus ex servis pontificis, cognatus ejus cujus abscidit Petrus auriculam: ¿Nonne ego te vidi n horto cum illo?

26 Dicele uno de los criados del pontífice, pariente de aquel, á quien Pedro habia cortado la oreja: ¿No te ví yo á tí en el huerto con él?

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1 Parece que se halla alguna diversidad en la narracion, que hacen los evangelistas sobre la triple negacion de San Pedro; pero si se ponen en su órden natural las circunstancias que la acompañaron, se hallará, que no hay la mas minima contradiccion en lo que refieren. Pedro, y los otros discípulos, luego que vieron al Señor en poder de los soldados y de los otros ministros, huyeron todos, MATT. XXVI, 56. Pedro, reflexionando un poco y conociendo su flaqueza, volvió paso atrás y se resolvió á ir siguiendo al Señor, aunque de lejos, v. 58. En el camino encontró otro discipulo, que S. Juan no nombra, Cap. xvIII, 15, y que los intérpretes griegos creen que fue el mismo S. Juan. Este era conocido del pontifice, se adelantó á entrar en su casa, y facilitó la entrada á Pedro, hablando á la portera para que no se la estorbase, ibid. La portera al entrar, temiendo que fuese algun discípulo del Señor, se lo preguntó como dice aquí S. JUAN v. 17: y certificándose mas, despues de haber entrado lo dijo asertivamente, como lo refieren los otros evangelistas. Pedro lo negó, diciendo, que no conocia á tal hombre. ni sabia de quién se hablaba; y entonces fue cuando el gallo cantó la primera vez. MARC. XIV, 68. Pedro entonces, viéndose descubierto, y lleno de temor, quiso salirse fuera y huir de aquel lugar; pero haIlando la puerta cerrada y buscando alguno que se la abriese, la apresuracion que mostró sirvió para confirmar la a Matth. XXVI. 69. Marc. xrv, 67. Luc. xxi, 56.

27 Y otra vez negó Pedro: y luego cantó el gallo'. 28 Llevan pues á Jesús desde casa de Caiphás al pretorio 2. Y era por la mañana: y ellos no entraron

58;

sospecha de que verdaderamente era uno de los discípulos de Jesucristo. Así que estando ya cerca de la puerta con designio de salir, otra criada que lo apercibió, dijo á los que allí se hallaban: Este estaba tambien con Jesús de Nazareth, MATTH. XXVI, 71. S. LUCAS pone estas palabras en boca de uno de los hombres que allí estaban, xxII, pero los que oyeron á la portera pudieron repetir y confirmar lo mismo que ella decia. Pedro mas perplejo é intimidado, no solamente lo negó, sino que añadió un juramento, MATTH. XXVI, 72, diciendo que no lo conocia. Ultimamente acosado del frio, se arrimó á los que por la misma razon se estaban calentando, y allí, embestido por unos y por otros negó tercera vez al Señor, haciendo imprecaciones contra si mismo; el gallo cantó segunda vez, y apartándose de allí, el Señor se volvió á él y le miró. Esta mirada del Señor le hizo conocer su grande caida, y se salió de la casa llorando amargamente.

2 Pretorio en su origen significaba entre los Romanos la tienda del general de los ejércitos, á quien ellos llamaban pretor, como que en él residia la suprema autoridad. En los tiempos sucesivos se dió este nombre al palacio de los gobernadores que enviaban los Romanos á las provincias. Aquí puede significar la sala de audiencia en donde oia de

usticia.

rium, ut non contaminarentur, sed ut manduca- | en el pretorio, por no contaminarse 1 rent Pascha. comer la Pascua 2.

29 Exivit ergo Pilatus ad eos foras, et dixit: ¿Quam accusationem affertis adversùs hominem hunc?

30 Responderunt, et dixerunt ei : Si non esset hic malefactor, non tibi tradidissemus eum.

:

31 Dixit ergo eis Pilatus: Accipite eum vos, et secundùm legem vestram judicate eum. Dixerunt ergo ei Judæi Nobis non licet interficere quemquam. 32 Utb sermo Jesu impleretur, quem dixit, significans quâ morte esset moriturus.

33 Introivit ergo iterum in prætorium Pilatus, et vocavit Jesum, et dixit ei: ¿Tu es rex Judæorum? 34 Respondit Jesus: ¿A temetipso hoc dicis, an alii dixerunt tibi de me?

35 Respondit Pilatus: ¿Numquid ego judæus sum? Gens tua, et pontifices tradiderunt te mihi: ¿quid fecisti?

36 Respondit Jesus: Regnum meum non est de hoc mundo. Si ex hoc mundo esset regnum meum, ministri mei utique decertarent ut non traderer Judæis nunc autem regnum meum non est hinc.

37 Dixit itaque ei Pilatus: ¿Ergo rex es tu? Respondit Jesus: Tu dicis quia rex sum ego. Ego in hoc natus sum, et ad hoc veni in mundum, ut testimonium perhibeam veritati: omnis, qui est ex veritate, audit vocem meam.

38 Dicit ei Pilatus: ¿ Quid est veritas? Et cùm hoc

4 Los Judios creian que entrando en una casa de un gentil, contraían una impureza legal que los impedia tener parte en las ceremonias de la religion, á lo menos hasta la tarde del mismo dia. Muy escrupulosos andaban los Judíos en no querer entrar en el palacio de un juez infiel, al mismo tiempo que no hacian escrúpulo de cometer el mas horrendo y detestable de todos los delitos cometidos en todos los siglos, derramando la sangre del mas inocente de todos los hombres.

La comida pascual. Los otros evangelistas refieren que Jesucristo habia comido el cordero pascual la tarde antecedente y hay fundamento para creer que les Judios habian hecho lo mismo. Y así estas palabras de S. Juan se deben entender, no del cordero pascual, sino de las víctimas pacificas que los particulares ofrecian durante la solemnidad de la Pascua, cuya carne comian. Estas víctimas pascuales algunas veces son llamadas Pascuas en la Escritura. Aquí ocurre una gravísima dificultad. Los otros evangelistas parece que unánimemente dicen que Jesucristo celebró la Paseua el mismo dia que los Judíos, pues afirman que la celebró el primer dia de los Acimos, en que debía inmolarse el cordero pascual, MAT. XXVI, 17. MARC. XIV, 12. Luc. xxii, 7: y aquí S. JUAN en términos formales da á entender qué el Señor fue crucificado el mismo dia, ó la vigilia de la Pascua de los Judíos. Aunque los Judíos contaban algunas veces al uso de los Romanos desde una media noche hasta la otra siguiente; pero su manera mas ordinaria de contar era desde que el sol se ponia, hasta que otro dia se volvia á poner. Y así la Pascua una vez es señalada el 14 de nisán, Exod. xII, 28, y otras el dia 15, Levit. xxIII, 6, porque el 14 acababa al ponerse el sol, é inmediatamente comenzaba el 15: y como la cena se celebraba de noche, era ya esto propiamente el dia 15: y por esta razon, segun esta manera de contar, podia decirse que fue el mismo dia, ó la vigilia de la Pascua de los Judíos. Además de la solucion, que dejamos apuntada, la que se sigue comunmente es la de PABLO BURGENSE. Supone, que los Judíos siguiendo sus tradiciones, cuando la fiesta de la Pascua caia en el dia que precede inmediatamente al sábado, la trasladaban al mismo sábado por no tener dos dias seguidos de reposo. Y segun esta suposicion, el Señor celebró la Pascua el 14 de nisán, el mismo dia que mandaba la ley; pero no con los Judíos, que conforme á sus tradiciones la trasladaron al dia siguiente. Asi que S. MATHEO, S. MARCOS Y S. LUCAS tienen razon de decir, que el dia en que Jesucristo ordenó á sus discipulos que se preparase la Pascua, era el dia de los Azimos en que se habia de inmolar, ἡ ἡμέρα τῶν ἀζύμων ἐν ἡ ἔδει Dúsóbɑi vò xáo xa: y S. JUAN no tiene menos razon de decir,

, y por poder 29 Pilato pues salió fuera á ellos, y dijo: ¿Qué acusacion traeis contra este hombre?

30 Respondieron, y le dijeron: Si este no fuera malhechor, no te lo hubiéramos entregado ".

34 Pilato les dijo entonces: Tomadle allá vosotros, y judgadle segun vuestra ley. Y los Judíos le dijeron: No nos es lícito á nosotros matar á alguno 5.

32 Para que se cumpliese la palabra, que Jesús habia dicho, señalando de qué muerte habia de morir. 33 Volvió pues á entrar Pilato en el pretorio, y llamó á Jesús, y le dijo: ¿Eres tú el rey de los Judíos "? 34 Respondió Jesús: Dices tú esto de tí mismo, ó te lo han dicho otros de mí 7?

35 Respondió Pilato: ¿Soy acaso yo judio? Tu nacion, y los pontífices te han puesto en mis manos: ¿qué has hecho 8?

36 Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo 9. Si de este mundo fuera mi reino, mis ministros sin duda pelearian, para que yo no fuera entregado á los Judíos mas ahora mi reino no es de aquí.

37 Entonces Pilato le dijo: ¿ Luego rey eres tú? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto nací, y para esto vine al mundo, para dar testimonio á la verdad: todo aquel que es de la verdad, escucha mi voz 10.

38 Pilato le dice: ¿Qué cosa es verdad 11? Y cuando

que este dia era la vigilia de la Pascua de los Judíos, que efectivamente la celebraron el siguiente.

3 Como quien dice: Poca merced nos haceis, oh gobernador, en preguntarnos de este modo. ¿No basta nuestra palabra, y que te le traigamos aqui como reo, para que tú sin otra informacion le condenes? ¡Estraña forma de juicio!

Porque sabia Pilato que este era un negocio de religion, y no queria mezclarse en él, puesto que el Synedrio ó consejo de los Judíos era el que entendia en tales negocios.

5 Como si dijeran: el delito de este hombre merece la muerte; mas nosotros no tenemos facultades para castigar delitos de esta especie. El consejo acababa de pronunciar sen. tencia de muerte contra el Señor diciendo que habia blasfemado, y podian apedrearle si hubieran querido, como hicieron despues con S. Estéban; porque esta era la pena con que castigaba la ley á los blasfemos. Mas como el furor de los Judíos se estendia no solo á condenarle á muerte, sino à muerte la mas afrentosa, y que se daba solamente á los esclavos: y como por otra parte se debia cumplir lo que el Señor habia significado, que moriria en una cruz, por eso le entregaron al magistrado romano, acusándole despues de sedicioso y de reo de Estado, como que à él y no á ellos tocaba conocer y castigar semejantes delitos: y porque entre los Judíos no era usado este género de muerte.

6

¿El Mesias, ese rey que los Judíos esperan?

7 Esto es, ¿crees tú que yo soy rey, ó lo dices solamente por los informes que te dan de mi mis enemigos? Si lo primero, tú, como gobernador que eres, puedes saber é informarte, si yo jamás he dicho alguna cosa que pueda dar la menor sospecha de haber querido hacer alguna novedad en el Estado. Y si lo segundo, debes tener la mayor atencion en que mis acusadores no te sorprendan, abusando de tu demasiada credulidad.

8¿ Me tienes á mí por judío, para que yo me cuide si eres tú el Mesías que ellos esperan ó no? Luc. xxiii, 2. Allá los de tu nación, y los pontifices de tu religion son los que te acusan. Pero dime, ¿qué es lo que has hecho, por lo que con tanto teson y ansia solicitan verte muerto?

9 Mi reino no es temporal: no es reino que deba causar recelos ni sobresaltos á los otros reyes; ¿y asi qué tienen que temer?

10 Empieza á esplicar qué suerte de reino era el suyo, diciendo que él habia venido al mundo para reinar en el corazon de los hombres, comunicándoles la luz de la verdad y de su gracia: y que sus súbditos eran los que escuchaban la voz de la verdad.

11 ¿Qué cosa es verdad? Se entiende, ¿qué verdad es esta, de que hablas?

a Matth. xxvii, 2. Marc. xv, 1. Luc. xxш, 1. Actor. x, 28. et x1, 3.-b Matth. xx, 19.-c Marc. xv, 2. Luc. xxiu, 3.

dixisset, iterum exivit ad Judæos, et dicit eis: Ego esto hubo dicho, salió otra vez á los Judíos, y les nullam invenio in eo causam. dijo Yo no hallo en él ninguna causa.

39 Esta autem consuetudo vobis ut unum dimittam vobis in Pascha vultis ergo dimittam vobis regem Judæorum?

40 Clamaverunt ergo rursum omnes, dicentes: Non hunc, sed Barabbam. Erat autem Barabbas latro.

39 Costumbre teneis vosotros que os suelte uno en la Pascua: ¿quereis pues que os suelte al rey de los Judíos?

40 Entonces volvieron á gritar todos diciendo: No á este, sino á Barrabás. Y Barrabás era un ladron.

Capítulo XIX.

Pilato hace azotar á Jesucristo. Los Judios no se contentan con esto. Pilato intimidado por ellos, y dando antes un testimonio de la inocencia del Señor, le condena á muerte. Jesús carga con la cruz, y es crucificado entre dos ladrones. Pilato pone el título sobre la cruz. Los soldados reparten entre sí los vestidos del Señor, y echan suertes sobre su túnica. Jesús desde la cruz encomienda su Madre á Juan, su amado discipulo. Tiene sed el Señor, y le presentan vinagre. Entrega su espíritu. Le abren el costado con una lanza, y sale de él agua y sangre. Embalsaman su cuerpo, y le ponen en el sepulcro.

1 Tunc ergo apprehendit Pilatus Jesum, et flagellavit.

2 Et milites plectentes coronam de spinis, imposuerunt capiti ejus et veste purpureâ circumdederunt

eum.

3 Et veniebant ad eum, et dicebant: Ave rex Judæorum: et dabant ei alapas.

4 Exivit ergo iterum Pilatus foras, et dicit eis: Ecce adduco vobis eum foras, ut cognoscatis quia nullam invenio in eo causam.

5 (Exivit ergo Jesus portans coronam spineam, et purpureum vestimentum.) Et dicit eis: Ecce homo.

6 Cùm ergo vidissent eum pontifices, et ministri clamabant, dicentes : Crucifige, crucifige eum. Dicit eis Pilatus Accipite eum vos, et crucifigite: ego enim non invenio in eo causam.

7 Responderunt ei Judæi: Nos legem habemus, et secundùm legem debet mori, quia Filium Dei se fecit.

8 Cùm ergo audisset Pilatus hunc sermonem, magis timuit.

9 Et ingressus est prætorium iterum: et dixit ad Jesum: Unde es tu? Jesus autem responsum non dedit ei.

10 Dicit ergo ei Pilatus: ¿Mihi non loqueris? ¿nescis quia potestatem habeo crucifigere te, et potestatem habeo dimittere te?

11 Respondit Jesus: Non haberes potestatem adversùm me ullam, nisi tibi datum esset desuper. Propterea qui me tradidit tibi, majus peccatum habet.

12 Et exinde quærebat Pilatus dimittere eum. Judæi autem clamabant dicentes: Si hunc dimittis, non es amicus Cæsaris. Omnis enim, qui se regem facit, contradicit Cæsari.

13 Pilatus autem cùm audisset hos sermones, ad

↑ El demonío sin duda, viendo que Pilato había hecho al Señor una pregunta tan substancial, y que si esparaba la respuesta, podia entrar en conocimiento de que era la verdad misma aquel que le hablaba, le tiró, digámoslo asi, como por la capa, y dejando groseramente al Señor con la palabra en la boca, salió á decir á los Judíos que no encontraba en él algun delito que mereciese la muerte.

2 Lo mandó azotar.

3 Ved aquí al hombre, que vosotros acusais de haber querido usurpar el reino. Juzgad si un tal hombre, reducido å tales términos puede hacer sombra, ni dar que temer á los Judíos ni á los Romanos. El designio de Pilato presentándoles á Jesús en un estado que podia mover á compasion á las mismas fieras, fue de ablandar su corazon, viendo reducido al último estremo á aquel hombre, en quien él les de claraba, que no habia encontrado ninguna causa, esto es, delito.

La ley de Moyses condenaba á muerte á los blasfemos. Levit. xxiv, 14. Y este es el supuesto delito por el cual pretendian ahora que fuese condenado Jesucristo. Dejando à un lado tantos prodigios, con los que el Señor les habia dado muestras evidentes de su divinidad, no reconocieron

1 Pilato pues tomó entonces á Jesús, y azotole2.

2 Y los soldados tejiendo una corona de espinas, se la pusieron sobre la cabeza y le vistieron un manto de púrpura.

3 Y venian á él, y decian: Dios te salve, rey de los Judíos y le daban de bofetadas.

4 Pilato pues salió otra vez fuera, y les dijo: Ved que os le saco fuera, para que sepaís que no hallo en él causa alguna.

5 (Y salió Jesús llevando una corona de espinas, y un manto de púrpura. ) Y Pilato les dijo: Ved aquí el hombre 3.

6 Y cuando le vieron los pontífices, y los ministros daban voces diciendo: Crucificale, crucificale. Pilato les dice: Tomadle allá vosotros, y crucificadle: porque yo no hallo en él causa.

7 Los Judíos le respondieron : Nosotros tenemos ley, y segun la ley debe morir, porque se hizo Hijo de Dios 4.

8 Cuando Pilato oyó estas palabras temió mas 5.

9 Y volvió á entrar en el pretorio: y dijo á Jesús ¿De dónde eres tú? Mas Jesús no le dió respuesta

10 Y Pilato le dice: ¿A mí no me hablas? ¿no sabes que tengo poder para crucificarte, y que tengo poder para soltarte 7?

11 Respondió Jesús: No tendrias poder alguno sobre mí, si no te hubiera sido dado de arriba. Por tan to, el que á tí me ha entregado, mayor pecado

tiene.

12 Y desde entonces procuraba Pilato soltarle. Mas los Judíos gritaban diciendo: Si á este sueltas, no eres amigo de César. Porque todo aquel que se hace rey, contradice á César. 9, sacó

13 Pilato pues cuando oyó estas palabras,

otra ley que la de su furor y odio para pedir su muerte. 5 Le inquietaban por una parte los remordimientos de su propia conciencia, viendo que condenaba á un inocente; y por otra los clamores y algazara de aquel pueblo que con desenfrenados gritos pedia su muerte.

6 Porque ya le habia hecho ver bastantemente su inocencia.

7 Este es discurso de un juez inicuo. Si Pilato habia conocido la inocencia del Señor, las leyes no le daban facultad para condenar á un inocente: y así en buena ley y regla de justicia debia ponerle en libertad. Al mismo tiempo que se jacta de su poder, teme vilmente á la plebe.

8 Que es como si le dijera: Es verdad, que por tu cargo tienes poder de quitarme la vida; mas este poder le tienes de Dios, y á él serás responsable, si abusas de tu autoridad, condenándome injustamente. Y aunque tú seas menos culpable que los Judíos, porque consientes en mi condenacion por temor y como por fuerza, no por eso dejas de serlo. Ellos lo son mas, porque me han entregado á tí por un movimiento de odio y de malicia diabólica.

9 Temió que le acusasen ante Tiberio de lesa magestad: y al cabo cedió al furor y rabia de los Judíos.

a Matth. xxvII, 15. Marc. xv, 6. Luc. xxш,47.-b Matth. xxvu, 27. Marc. xv: 16.

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